Científicos israelíes revelaron que algunas dietas permiten reducir el riesgo de hipertensión, sobre todo en las mujeres. Qué analizaron los expertos y cuáles son los alcances del hallazgo

La enfermedad cardiovascular (ECV) aún es un objeto de estudio fundamental para la ciencia. Entre las recomendaciones de los especialistas, una dieta saludable es una estrategia de estilo de vida clave para reducir los factores de riesgo de estas patologías, incluidos la presión arterial alta y los niveles de colesterol, y en última instancia, prevenir la enfermedad cardíaca aterosclerótica, o el endurecimiento y estrechamiento de las arterias causado por la acumulación de grasa que puede provocar un ataque cardíaco y un derrame cerebral.

Un equipo de investigadores del Centro Médico Beth Israel Deaconess (BIDMC), en un nuevo estudio, compararon los efectos de tres patrones de alimentación sobre el riesgo de los pacientes de experimentar un evento cardiovascular en los próximos diez años.

Los hallazgos del equipo sugieren que, si bien la dieta DASH y la de frutas y verduras redujeron las puntuaciones de riesgo en aproximadamente un 10% durante un período de ocho semanas, la dieta DASH otorgó beneficios adicionales para las mujeres y los adultos negros en comparación con la dieta occidental. Los resultados fueron publicados en la revista American Journal of Cardiology.

El autor Stephen P. Jurashcek, clínico-investigador en el Departamento de Medicina del BIDMC, brindó sus conclusiones durante la presentación y afirmó: “Si bien los médicos y los pacientes confían en la gran cantidad de datos disponibles cuando eligen la terapia farmacológica adecuada para prevenir la enfermedad cardiovascular aterosclerótica, existe evidencia limitada para informar las expectativas de reducción de riesgos de las intervenciones de estilo de vida establecidas”.

Al tiempo que resaltó que “una dieta rica en frutas y verduras produjo reducciones en el riesgo para las mujeres y los participantes negros, el efecto con la dieta DASH fue dos veces mayor en las mujeres y cuatro veces más grande en los adultos negros”.

Para trabajar sobre el riesgo de enfermedad cardiovascular aterosclerótica de un individuo y la dieta que consume, Juraschek y sus colegas obtuvieron datos de 459 adultos de 22 a 75 años que participaron en el ensayo DASH original, entre 1994 y 1996.

Los participantes eran aproximadamente la mitad mujeres y la mitad negros, y fueron asignados al azar a una de tres dietas durante ocho semanas. La alimentación de control era alta en grasas totales, grasas saturadas y colesterol. La de frutas y verduras proporcionó más productos, pero no se diferenció significativamente de la control.

La opción DASH también proporcionó más frutas y verduras, pero enfatizó la presencia de granos integrales, proteínas magras, nueces y productos lácteos bajos en grasa mientras reducía las grasas comunes, las saturadas, el colesterol y el azúcar.

Publicado por primera vez en 1997, el ensayo DASH demostró que, entre adultos con presión arterial elevada e hipertensión, la alimentación DASH no solo redujo la presión arterial sistólica, sino que también disminuyó los niveles de colesterol HDL, en comparación con la dieta de control.