¿Una mentira más? / Por JHAD

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Dice el presidente Andrés Manuel López Obrador que en cuanto termine su mandato en 2024, se retirará de la política y se aislará de ese turbulento mundo para descansar en su finca y darse tiempo para filosofar y escribir sobre el pensamiento de los conservadores.

De cómo se mantendrá, dijo que será austero y que solamente vivirá de la pensión que le va a otorgar el ISSSTE, más la ayuda económica que tiene por ser adulto mayor.  Es decir, vivirá en la pobreza franciscana.

Sin embargo, estas afirmaciones del presidente no pueden ser tomadas tan en serio. Su afición a mentir y a prometer sin cumplir, dejan una sombra de dudas respecto a su futuro después de su sexenio.

Cómo creer en un hombre que surgió del priismo más rancio y corrupto, del cual se separó por capricho y una vez fuera de ahí, se dedicó a insultarlo sin importar lo mucho que le apoyaron e impulsaron políticamente.

Cómo creerle a un hombre que cuando era jefe de Gobierno del entonces Distrito Federal, insistía en que lo dieran por muerto para contender por la Presidencia de la República en el año 2006, porque mientras mentía a los medios con sus declaraciones, preparaba su candidatura tratando de despistar a todos.

O por qué creerle a un hombre que mientras era opositor estaba convertido en una especie de Robin Hood modernizado. Era un perfecto encantador de serpientes, pero que, llegando al poder, olvidó la mayoría de sus promesas y se convirtió en uno más de los que combatía.

O qué decir de las múltiples promesas de campaña que realizó como candidato y que ahora, en su gobierno las ha dejado en el olvido, pese a que se empeña en decir todos los días que ha cumplido cabalmente sus compromisos.  Ejemplos de sus contradicciones y mentiras hay muchas.

Como olvidar que prometió regresar al ejército a los cuarteles y no ha sido así. Ahora las fuerzas militares están cada día más poderosas y son el brazo ejecutor del primer mandatario. En casi todas las acciones del gobierno de López Obrador, se encuentra la sombra y la huella del ejército mexicano.

Cuando la pandemia del Covid iniciaba, el jefe del ejecutivo minimizó los daños y recomendó dar abrazos y llevar una imagen religiosa en la ropa para protegerse, engañando a miles de sus seguidores sin considerar el daño que causó esa declaración. Los casi 500 mil muertos que provocó el virus, lo evidenciaron de nuevo. 

Cada mañana en su conferencia presume logros que no lo son. Dice que vivimos en un estado de derecho y que hay paz y tranquilidad en nuestro país. Mientras la terca realidad fuera de Palacio, dice otra cosa. Y con él, ese es el cuento de nunca acabar.

Es por ello, que se debe tomar con reserva lo que dijo en torno a su retiro definitivo. Dice que espera cumplir su misión que consiste en lograr la cuarta transformación del país, pero en dos años, parece más que imposible. Requiere extender sus alas un poco más para lograr su anhelada meta.

Férreo defensor de la no reelección, ha sido contundente en afirmar que en septiembre de 2024 se retirará de cualquier actividad pública y política, pero por los hechos, no parece ser así. La saciedad de poder lo obnubila.

En la efervescencia natural que causa elegir a su relevo, ha puesto su mirada poderosa y contundente en alguien que pueda seguir su legado, pero siempre y cuando esté bajo su control irrestricto y atendiendo sus instrucciones para poder gobernar a través de quien es la más leal de sus discípulas.

Aunque afirma una y otra vez que será democrático el nombramiento de quien será ser candidato a la presidencia de la República por Morena, difícilmente sucederá así, porque él ya tiene en mente a su sucesora.

Y como acostumbra, dirá que en su movimiento hay democracia, transparencia y honestidad pese a que los pleitos y desencuentros irán creciendo. La sucesión presidencial está muy cerca y necesita llegar fuerte al momento de hacer la pantomima.

Y como siempre, los que le aman le seguirán, le confiarán, le perdonarán sus mentiras y promesas. Ganará su candidata y con ello, tendrá la potestad de gobernar a través de ella, a menos que ésta se revele, lo cual resulta poco probable.

Por eso resulta absurdo pensar que Andrés Manuel López Obrador se retirará de la política una vez que termine su mandato. Políticos como él añoran el bullicio social y seguirán en la vida pública hasta que la naturaleza se lo permita. Nada lo detendrá.

Otra situación diferente será una verdadera sorpresa para todos. Mientras tanto queda preguntar con todo respeto: ¿Estamos presenciando una mentira más del presidente?

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