Redacción

Ante el débil cierre de año en materia económica, en 2022 México necesitará obligadamente un “nuevo modelo de desarrollo”, enmarcado por certidumbre a la inversión, respeto al Estado de Derecho y a los organismos autónomos, así como preservar la estabilidad de las finanzas públicas, con el objetivo de lograr romper con la pobre capacidad de crecimiento que enfrenta el país, afirmó el Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF).

Ante ello, Ángel Garcia Lascurain, presidente del organismo, lanzó un “decidido exhorto” para que el 2022 sea un año de diálogo y reconciliación, de encuentro y colaboración entre todos los sectores, donde la única motivación, enfatizó, sea el compromiso compartido para lograr un México con mayor estabilidad, inclusión y prosperidad.

“Nuestro país debe enfocar su atención hacia el diseño y el despliegue de un nuevo modelo de desarrollo que propicie un crecimiento económico elevado y que sea incluyente Ello requiere de un diálogo franco, abierto y propositivo entre el gobierno, el sector privado, las organizaciones de la sociedad civil, como el IMEF, y el poder legislativo, lo cual es un desafío en el contexto de una sociedad que se encuentra dividida y confrontada”, comentó.

Por medio de un videomensaje, el especialista refirió que durante la segunda mitad del año pasado y el primer semestre del año en curso, la economía nacional registró tasas elevadas de crecimiento, principalmente como consecuencia del “rebote” que se observa en periodos post recesión. Contribuyó también la reanudación de actividades conforme la campaña de vacunación fue avanzando y la mayor demanda externa de productos mexicanos debido al vigor de la reactivación en Estados Unidos.

No obstante, en el tercer trimestre del año el producto interno bruto volvió a contraerse (-0.4 por ciento respecto el trimestre previo), de acuerdo con la estimación oportuna del INEGI).

“Los primeros datos respecto al comportamiento de la economía en el cuarto trimestre muestran que la reactivación económica perdió fuerza y la economía ha regresado a un escenario de bajo crecimiento con una demanda interna deprimida”, refirió.

En ese mismo tenor, comentó que el Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE) mostró una disminución de 0.2 por ciento en términos reales en el décimo mes del año en curso respecto al mes previo, al tiempo que el indicador IMEF manufacturero y no manufacturero registraron caídas en el mes de noviembre.

Al cierre del 2021, la economía de México muestra una menor capacidad de crecimiento. La inversión se encuentra en niveles del 2011 y el consumo se ha visto debilitado. Las condiciones de incertidumbre para el desarrollo de proyectos de inversión prevalecen y se han acentuado por diversas medidas de política pública e iniciativas de reformas legales.

Adicionalmente, como resultado de la pandemia, hay un menor número de empresas en el país. De acuerdo con el estudio sobre la demografía de los negocios que produce el INEGI, a julio del año en curso había en nuestro país 4.46 millones de establecimientos, una disminución de 400 mil unidades económicas respecto a las 4.86 millones que se registraron en los censos económicos del 2019.

Por otro lado, el ingreso promedio de los mexicanos se ha reducido. El PIB per cápita es menor y podría recuperarse hasta el año 2026.

Adicionalmente, agregó, el CONEVAL ha informado que la pobreza ha aumentado. Los Indicadores de pobreza laboral muestran que el porcentaje de la población con ingreso laboral inferior al costo de la canasta alimentaria aumentó a 39.4 por ciento en el primer trimestre del año en curso, respecto al mismo trimestre del año previo.

“Todo lo anterior reduce el potencial del consumo privado como generador de crecimiento económico”, alertó Ángel Garcia Lascurain.

De ahí que el presidente del IMEF considerara necesario aplicar cambios en el modelo de desarrollo del país, pues lo cierto es que el país está operando en condiciones que no será posible crear los empleos que se necesitan y combatir la pobreza, por ejemplo.