Los simbolismos son importantes en la esencia humana, tanto como colectiva y personalmente buscando la trascendencia. Estuve leyendo entre todos los comentarios y columnas de nuestra actualidad y me llamó la atención una frase que decía “¿Qué es peor ser prianista o nacer prianista?”, lo cual me causó una extraña sensación que los que siguen etiquetando entre morenistas, panistas o priistas son los “expertos” en política, que su base de comparación son ideologías que, en la realidad, ni se respetan en el actuar político, solo hacen hincapié en el simbolismo que la historia representa entre pasillos.

La realidad de todo es que nadie tiene la verdad absoluta y menos en política. Lo más cierto en la política es que todo es incierto. Y que, en realidad, es de las pocas ciencias sociales en que todos opinan pero en realidad nadie estudia, solo con leer dos artículos, o a veces solamente los títulos de los mismos artículos se sienten expertos y lo demuestran en las sobremesas o en las redes sociales. Y al final de cualquier discusión, no se llega a una conclusión porque es una respuesta amorfa igual, que la espiritualidad.

Lo que vivimos históricamente en nuestro país como lo dice Zygmunt Bauman, sociólogo polaco, el cual admiro mucho por su libro “Tiempos Líquidos”, es que la gente va por el mundo a una rutina cotidiana resignada a la posibilidad de cambiarla, convencida que sus propios actos no la sacaran de su realidad, lo que en política se llama “Desafección y el desánimo” respecto a las instituciones.

En México un porcentaje muy alto de la población que nace en cierto nivel socioeconómico no logra romper la brecha o dar un brinco a una sociedad económica más elevada con la cual nació. Nos demuestra que la frase no importa donde nací, si no hasta donde llegué; es prácticamente imposible si no tienes un mindset de superación, oportunidades similares, problemas de autoestima y culpas o premias a las dos fuerzas que como ciudadano son incomprendibles: La religión y la política.

Ambas fuerzas mencionadas son los especialistas del simbolismo, por eso la necesidad del humano en crear símbolos para la unificación o segmentación. Un claro ejemplo de esto fue la Virgen de Guadalupe en los tiempos de La Conquista y ahora con el partido MORENA que hace referencia a otro simbolismo, que además de incomprensible es ambiguo: “La Cuarta Transformación”. ¡Me gustaría que alguien me explicara que significa la 4T!

El resultado de la ambigüedad  genera el empobrecimiento de la política, incrementa la abstención electoral en los tiempos modernos, provoca que la legitimidad de la democracia representativa o de los candidatos/partidos que fueron votados sea por ser el más carismático,  impulsa a que se generen más candidatos independientes, que eso jamás será el resultado y lo vivimos de primera mano con el hecho histórico de Kumammoto, que no pudo hacer nada, no porque no quisiera, sino porque no lo dejaron.

Nos encontramos en una sociedad que tanto arriba como abajo hay una opacidad.  Vivimos luchas cotidianas y momentáneas en redes sociales o en sobre mesas que jamás van a llevar un cambio en como piensen nuestros representantes, hoy la confiabilidad de la política está por los suelos porque todo mundo opina y nadie investiga. Nos convertimos en unos juzgadores “opinologos”, detrás de un escritorio que lo único que alimenta es la segregación y discriminación.

Lo dice claramente Bauman: “El objetivo de la sociología es la expansión de la libertad humana”.  Agregando a que todos tienen el derecho de opinar, pero con responsabilidad de la información que comparten. Los estereotipos o fundamentalismos religiosos o ideológicos, además de los prejuicios, impiden la comunicación y la formación de la identidad propia y no dejan ser libre a una comunidad.

Como conclusión, me gustaría agregar que efectivamente si naces “Prianista o Morenista” en este caso de segregación cultural que está imponiendo el nuevo gobierno de “fifis y chairos“, si seguimos en este camino será muy difícil que haya un escalafón económico en una vida promedio. Se necesitan convertir en relevancia las nuevas preocupaciones y anhelos privados, así como participar a la ciudadanía.

El éxito de cualquier equipo de fútbol, familia, empresa, municipio, estado o país es tener un rol en la sociedad que ayude a avanzar hacia una misión y visión en común. Si tu visión de adentro se alinea con la de afuera, de acuerdo con tus pasiones y motivaciones tendrás a un equipo comprometido, cuidadoso y caminando hacia un mismo rumbo. No es lo mismo ser visto, que ser escuchado y tampoco ser escuchado sin ponerlo en práctica.

¿Cuál es nuestra visión, México?