Podríamos hacer una narrativa de las andanzas políticas de Alfonso Ramírez Cuéllar, de Héctor Díaz-Polanco o de cualquier otro actor secundario que viva bajo la férrea tutela de doña Bertha, pero no lo haré, son historias sin trascendencia para Morena. Sólo diré que nadie hubiera apostado por la llegada de Ramírez Cuéllar a la “dirigencia interina” en virtud de no contar con méritos apreciables. La imposición resultaba ser la única opción, y fue ejercida por doña Bertha a placer. Este tiempo, regalado a don Alfonso, confirmó su posición incondicional a la Presidencia del Consejo Nacional. Con respecto a Díaz-Polanco y la CNHJ, podemos resumir su triste actuación a una condición indigna de “juez y parte”.
Durante el proceso electoral 2017-2018, todos los mexicanos fuimos testigos de la exitosa actividad febril desplegada en medios por la presidenta en funciones del CEN de Morena, Yeidckol Polevnsky, por la coordinadora de campaña, Tatiana Clouthier (sin ser militante), y en algunas ocasiones por Mario Delgado, Luisa María Alcalde, Antonio Attolini y otros. ¿Pero, y Bertha Luján donde estaba, que nadie la vio?
“Lo que natura non da, Salamanca non presta”.
La ausencia de doña Bertha fue deliberada. Los debatientes debían contar con un perfil mínimo requerido: cultura política, talento persuasivo, empatía con el proyecto, discurso, fuerza, entusiasmo, etc.
En política no funcionan los liderazgos nominales o por decreto. Deben ser naturales, espontáneos.
El pasado domingo 12 de Julio, el trinomio Bertha Luján-Ramírez Cuéllar-Diaz-Polanco, en una sesión del Consejo Nacional, “alcanzaban” acuerdos “planchados” con antelación. Por un lado. Se opondrían a una sentencia del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) que establece se debe realizar una encuesta abierta a la ciudadanía. Ellos, pretenden sea realizada una encuesta cerrada a la militancia con un padrón incompleto, “rasurado” a conveniencia de ellos mismos. El tribunal había ordenado al CEN de Ramírez Cuellar, ese padrón, fuera debidamente actualizado e integrara a todos los protagonistas del cambio verdadero.
Bertha y Cía., deberán tener claro, las sentencias del TEPJF son inatacables e inapelables, el cumplimiento es de carácter obligatorio. Su desacato por parte del CEN Y CN pueden tener efectos graves: destitución de los cargos y denuncias penales para las personas y pérdida del registro para el partido.
La oposición de Bertha Luján y su propio “titiretero” (Gabriel García) a la encuesta abierta a la ciudadanía, surge de su incapacidad manifiesta para competir y contrastar sus virtudes ante millones de simpatizantes y militantes excluidos.
Por si lo anterior fuera poco, en la misma sesión donde se vieran reducidas las voluntades de los consejeros. El trinomio referido, impuso de manera discrecional a tres militantes para conformar la Comisión de Encuestas de Morena, sin que NINGUNO cumpliera con el requisito de ser técnicos especialistas, como lo demanda el artículo 44 en su inciso “s” del estatuto.
El día anterior, Fernando Tiscareño Luján, sobrino de Bertha Luján Uranga y “asesor” del presidente de facto Alfonso Ramírez Cuéllar, instruía con firmeza a sus consejeros “allegados” para que votaran por Pedro Miguel, Ivonne Cisneros y Rogelio Valdespino. Hubo muchas propuestas e ilusiones fugaces por parte de los consejeros ingenuos. Al final ¿Qué creen que pasó? Ganaron las propuestas del “sobrino”.
¿Porqué era tan importante que la comisión fuera incondicional? Hay varias respuestas, me reservo la mía.
Han pasado casi ocho meses desde que el TEPJF diera cuenta del fraude cometido contra la militancia por Bertha Luján sin que a la fecha hay sido expulsada del partido. Eso resulta por lo menos inadmisible.
Por otra parte, y apenas un par de días después, “Ramírez Cuéllar reconoce ahora que convocatoria que emitió es imposible de cumplir, y quiere quedarse en la dirigencia de Morena”.
Ya el tribunal había previsto este pretexto señalando que el partido podía, en caso de fuerza mayor, utilizar “herramientas tecnológicas”. TODOS lo sabemos:
Las encuestas para elegir presidente(a) y secretario(a) general podrán ser telefónicas y la elección de los demás cargos a través de una simple insaculación (ambos métodos previstos en el estatuto).
Por último, el senador mexiquense Higinio Martínez, coincide con la mayoría de la militancia en el sentido que Bertha Luján, presidenta del Consejo Nacional de Morena y Gabriel García, coordinador general de los Programas para el Desarrollo del gobierno federal, son los causantes de la crisis que enfrenta el partido. Desde hace casi dos años impidieron que el Comité Ejecutivo Nacional trabajara, acudiendo al boicot o vacío sistemático que ordenaban a sus secretarios dentro del propio CEN.
¡El futuro de Morena pasa por la identificación de los traidores!