El año 2003 fue de claroscuros para Andrés Manuel López Obrador; su gestión al frente del gobierno de la Ciudad era exitosa, con respaldo popular y avanzando en la consolidación de la política social que era su sello; en contraparte su vida personal y familiar se vio conmovida por la partida de su esposa Rocío Beltrán.

“El domingo 12 de enero de 2003, Andrés Manuel se despidió de Rocío muy temprano y se fue al aeropuerto. Iba a volar a Campeche, para apoyar al candidato del PRD al gobierno estatal. Dentro del avión sonó su teléfono. José Ramón le dijo que Rocío no podía respirar, ni siquiera con oxígeno. Regresó como pudo a Odontología. Alcanzó a verla con vida cuando los camilleros la metían en la ambulancia. Pero murió antes de llegar al hospital” narra Jaime Avilés. Después de este profundo quebranto, AMLO se reintegró e intensificó sus tareas, de cara al proceso electoral venidero, que también significó un plebiscito de su mandato en la ciudad capital.

En 2003 a la par de las elecciones federales intermedias del sexenio, se desarrolló el proceso electoral local del DF para renovar 16 delegaciones políticas, y diputados a la Asamblea Legislativa del DF, como resultado del respaldo al gobierno de AMLO, el PRD volvió a ganar de manera contundente como en 1997, y superó el retroceso generado por la ola foxista del 2000.

Así el PRD obradorista ganó 37 de los 40 diputados locales de mayoría, (el PAN solo ganó 3); y ganó 13 de las 16 delegaciones en disputa, el PAN 2 y el PRI ganó una. El resurgimiento de la izquierda electoral de la mano de AMLO en la capital del país, irradió esperanza ante el creciente desencanto del foxismo, que sólo fue un ardid gatopardista. A su vez el liderazgo carismático de López Obrador, respaldado por la ciudadanía había ganado ya la iniciativa política de la vida pública al gobierno de derecha; en efecto el DF se convirtió en una gran caja de resonancia a nivel nacional.

Esto encendió las alarmas de la oligarquía, un personaje emanado del pueblo los rebasaba con sigilo, trabajo e inteligencia por la izquierda, los medios de comunicación estaban atentos a la agenda que fijaba AMLO, y no se observaba desde ese 2003 ninguna figura política del PRI o el PAN que pudiera hacerle sombra de cara a la sucesión presidencial.

Alentada desde el poder, la esposa del presidente Fox, Martha Sahagún, se avocó a diseñar e iniciar una precampaña presidencial para con su rostro buscar la continuidad de la pareja guanajuatense en la presidencia, dispuso de grandes cantidades de dinero para su fundación Vamos México, plataforma a través de la cuál intentó posicionarse tras los comicios de mediados de 2003, y ante la irrupción de la figura de AMLO. Quiso copiar la marca de su esposo, mucha imagen y cero ideas.

En el plano social, el foxismo era evidenciado como una espectacular farsa, y además se daba un nuevo despertar de la movilización social, esta vez en rechazo a los intentos de nuevas reformas estructurales de corte neoliberal.

Ante la campaña foxista por la Reforma Eléctrica, 7 de cada 10 mexicanos no estaban de acuerdo con la apertura de la Comisión Federal de Electricidad a la inversión privada y extranjera a fines de 2003.

Cuauhtémoc Cárdenas se alió con el polémico Manuel Bartlett para defender la Industria Electica. La lucha contra el neoliberalismo se volvía compleja, los tecnócratas no estaban ya solo en el PRI, sino existían personeros de Salinas en el PAN, comenzando por Diego Fernández de Cevallos y el inefable Felipe Calderón, y el PVEM, dirigido a control remoto por Elba Esther Gordillo. Por eso la situación ameritó la convocatoria a un gran frente ciudadano.

El 27 de noviembre de 2003 se dieron grandes movilizaciones del SME, junto con el polo cardenista del PRD, que lograron construir un cerco social a los intentos del bipartidismo neoliberal para privatizar la industria eléctrica.

Ante la movilización en ascenso de sindicatos, organizaciones sociales, y un sector del PRD, aunado a la popularidad cada vez mayor de AMLO como figura institucional; fueron los factores que llevaron a la oligarquía o mafia del poder, a urdir un plan que en 2004 incendió la realidad política nacional.

A inició de 2004 Sahagún declaró que México estaba listo para tener una mujer como presidenta, y que estaba dispuesta a continuar con el “proyecto” de Vicente Fox. Estas declaraciones la convirtieron de nuevo en blanco de críticas de varios sectores del país, acusándola junto con el Presidente de promover una forma de reelección.

El uso faccioso de las instituciones para detener al adversario político del régimen, en este caso AMLO, se presentó con una serie de golpes político- mediáticos, articulados uno tras otro, con la ruta: caso Nicolás Mollinedo, Paraje San Juan, Videoescándalos de Carlos Ahumada y el punto de arribo el desafuero del Jefe de Gobierno del DF.

Jaime Avilés sintetiza con maestría dichos acontecimientos: “En febrero del 2004, la prensa de derecha aliada con Fox inventó el caso de Nico, “el chofer que gana lo mismo que López Obrador”. El 1 de marzo, Televisa detonó el escándalo de los videos grabados en secreto por el empresario argentino Carlos Ahumada para destruir políticamente a Andrés Manuel, con el apoyo de Fox, Salinas, Fernández de Cevallos y Televisa. Pero la gente no se dejó engañar. El domingo 14 de marzo de 2004, cientos de miles de capitalinos congestionaron el Zócalo para reafirmar su confianza en el jefe de Gobierno. Cuando el mitin terminó, Andrés Manuel regresó al Antiguo Palacio y entró en su despacho del primer piso. Para su sorpresa, la gente no se quería ir de la plancha. Miles se habían arremolinado debajo de su balcón, en la esquina del Zócalo con 20 de Noviembre. Y de pronto le empezaron a gritar a coro. (Avilés, 2012). Fue la primera movilización que desbordó el Zócalo ya con la mira de defender el derecho del pueblo a decidir su destino en 2006.

La PGR que había lavado las manos a los responsables del caso pemexgate; del financiamiento ilícito de los amigos de Fox: de los desvíos de recursos del gobierno para Vamos México; de los asesinatos de mujeres en Juárez; aparecía a la diestra con una balanza de la justicia y en la siniestra, la torva mirada de un general, la guillotina afilada y lista. Pero no contaban con que su intento golpista solo logró despertar más la conciencia de la gente.

Otros actores secundarios, pero sintomáticos de una clase política que superó en ese sexenio la imaginación del más agudo caricaturista; el “Dr. Simi” quería ser presidente; un boxeador llamado Jorge Kawachi del Big Brother era diputado; un títere de Estados Unidos llamado Jorge Castañeda hacía circo y caravana para difundir su falsa candidatura ciudadana; la esposa del presidente jugaba a la lotería del futurismo con los recursos de la asistencia social, era El País de las Maravillas foxista.

A la par que la embestida del gobierno foxista lejos de minar las posibilidades de AMLO las acrecentaba, dada la injusticia que significaba el quitarlo a la mala de la boleta, las expectativas de la esposa de Vicente Fox se desinflaron. En 2003 la periodista argentina Olga Wornat publicó un libro sobre Marta Sahagún, titulado La Jefa: Vida pública y privada de Marta Sahagún de Fox, y más tarde, en 2005 un segundo libro: Crónicas malditas, en el que denunciaba, con detalles, un presunto tráfico de influencias de los hijos de Sahagún. De acuerdo con los hechos relatados, gracias a abusos desde el poder los hermanos Bribiesca habrían amasado una enorme fortuna. Esas declaraciones propiciaron una investigación del Congreso de la Unión a las empresas de sus hijos, y desactivaron a Martha Sahagún.

En otra vertiente de la derecha, el 29 de mayo de 2004, en el rancho Las Palmas, en Jalisco, el gobernador Francisco Ramírez Acuña y un grupo de acarreados, “destaparon” a Felipe Calderón como precandidato presidencial panista, el suceso irritó a Fox quien separó a Calderón del cargo de secretario de Energía del gobierno federal. El anuncio fue acompañado de una estela de represión en Guadalajara contra jóvenes altermundistas, que protestaban contra la Cumbre de Jefes de Estado de América Latina y la Unión Europea.

Oficialmente los jueces noveno y décimo de lo penal con sede en Guadalajara, Jalisco, declararon formalmente presos a 45 jóvenes altermundistas por los delitos de motín, pandillerismo, resistencia o desobediencia de particulares, ataques a las vías de comunicación, lesiones, robo y daño; hubo cientos de desaparecidos, y decenas de quejas ante la CNDH por los abusos de autoridad que nunca se revisaron. El parto del calderonismo era solo un aviso de lo negra historia que estaría por venir.

*Este texto forma parte de un trabajo más amplio que se denomina: Los años de la resistencia, que será publicado en esta columna por entregas.