Por: Jhad
Mucha de la base social que tiene el presidente Andrés Manuel López Obrador, confía plenamente en todo lo que dice y hace. Para ellos, las palabras y acciones que realiza el primer mandatario son un dogma de fe y nadie puede alterarlo, quien lo hace, se convierte automáticamente en un serio enemigo de la cuarta transformación y es perseguido, e incluso agredido por no estar de acuerdo con el presidente.
Contrastando con la apertura y tolerancia que ha mostrado López Obrador en su primer año de gobierno, los seguidores más radicales del movimiento del tabasqueño, han confundido totalmente las formas y sin una argumentación sólida, atizan con fuerza destructiva a quien ose disentir de lo establecido por el inquilino de Palacio Nacional.
Basta que el presidente haga un comentario en contra de uno de sus adversarios políticos o replique alguna nota periodística de un medio crítico al régimen, para que de inmediato, los defensores a ultranza, se pongan en guardia y ataquen con todo al o a los señalados, creando una atmósfera confusa e incómoda.
En una democracia lo más importante es la igualdad social y ésta se construye a través de miles de ideas y posturas. Dividir por no pensar igual, es un signo de decadencia emocional y eso no puede ocurrir en un país que intenta crecer y consolidarse como una nación fuerte.
En ese contexto, Andrés Manuel López Obrador ha señalado que respeta la forma de pensar de sus adversarios y aplaude que le cuestionen porque de esa manera respeta la libertad de expresión y eso le hace muy bien al país. Hoy más que nunca, la crítica es fundamental para fortalecer al país e impulsarlo a escenarios más positivos.
Mientras la oposición más radical que tiene el actual gobierno está despistada, obnubilada y carente de líderes que la representen, aparece en el escenario el Ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, quien en una entrevista realizada por el periódico El País de España, hizo un balance muy crítico al gobierno de AMLO.
El máximo representante de la izquierda en México, ha señalado entre otras cosas que desconoce las propuestas del actual partido en el poder (MORENA), para elevar el crecimiento económico o para hacerlo sostenido y a largo plazo, además de no observar ninguna propuesta seria para reducir la desigualdad social.
Ante esa cuestión, el fundador del Partido de la Revolución Democrática en 1989, no ubica completamente al Movimiento de Regeneración Nacional, en la izquierda tradicional,” no sé dónde esté Morena desde el punto de vista ideológico. Hay muchas izquierdas. Es muy difícil decir quién está en la izquierda y quién no. No veo una izquierda organizada en este momento, ni a ningún político importante ubicado en lo que yo llamaría izquierda”.
Cárdenas agregó que, pese a que muchos creen que el sexenio de López Obrador, incluyéndose él, será un sexenio perdido, espera y confía en que no sea así.
Por último, contundente y claro afirmó que, pese a que el presidente López Obrador se ha declarado cardenista, no lo ve así. “Lo que yo llamaría cardenismo sería una lucha permanente por el rescate, ampliación y ejercicio efectivo de la soberanía del país, por la elevación de los niveles de vida de la gente, por una política internacional que buscase la equidad en las relaciones. No lo veo. No veo que nadie esté al mismo nivel que los personajes que aparecen en el emblema de Morena: Hidalgo, Morelos, Juárez y Lázaro Cárdenas”.
Ante estos comentarios el presidente evitó la controversia y defendió lo que ha establecido desde que inició su gobierno. “Respeto su punto de vista, no estoy para la polémica. En la democracia debe tenerse debate. En mi gobierno uno de los objetivos es establecer la democracia, el debate y garantizar las libertades, por lo que se tiene el derecho a disentir y a la pluralidad”.
La opinión del Ingeniero es fuerte pero frontal y directa. Sirve porque eleva el debate. Es crítico con el gobierno y hace valido su derecho de expresarse. Es un líder moral y ético. Representa la voz de muchos que quieren un cambio real en México.
Por su parte el mandatario, firme en su postura y su apuesta para lograr la cuarta transformación, aceptó la crítica y aguantó el fuerte embate del hijo de Lázaro Cárdenas.
El duelo de inteligencias entre los dos símbolos más emblemáticos del pueblo mexicano movió a todos. Dos puntos de vista diferentes, pero no distintos porque ambos quieren lo mejor para el país.
Bienvenido el duelo de ideas. Es necesario que así sea. Una voz autorizada que cuestiona al poder y éste no se niega a que lo cuestionen. Ojalá todos los entiendan o acaso ya nació un nuevo enemigo de AMLO, ¿alguien se lanzará contra Cuauhtémoc Cárdenas…?