A diferencia de lo que se proyectaba a inicios de año, ahora todo apunta a que la economía mexicana terminará con mejor condición, pues el Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF), elevó de 2.8 a 3.1 por ciento su pronóstico de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB), para final de este 2023.

En conferencia de prensa, el presidente de la organización, José Figueroa Palacios, comentó que el año comenzó con perspectivas económicas globales que han resultado diametralmente distintas a la realidad, pues se anticipaba una recesión en las economías avanzadas debido a la restricción monetaria que han instrumentado sus bancos centrales, mientras que China iba a ser el motor de crecimiento a nivel global al haber reabierto su economía después de cierres masivos para enfrentar una ola tardía de COVID, pero al paso de los meses, las proyecciones han cambiado.

En ese sentido, comentó que los economistas de las principales casas de análisis habían pronosticado tasas de crecimiento alrededor del uno por ciento para los Estados Unidos y por arriba de seis por ciento para China.

“Hoy las proyecciones se han ido moviendo hacia un crecimiento del PIB en Estados Unidos por arriba de dos por ciento y de China cercanas al cuatro por ciento”, señaló.

Asimismo, dijo que en línea con los supuestos originales, los mercados anticipaban una reducción de tasas de los bancos centrales de economías avanzadas y un aumento en los precios de ciertas materias primas debido a la reapertura de China.

“Sin embargo, las expectativas divergentes han llevado al Banco de la Reserva Federal (FED) a continuar aumentando las tasas y a una desaceleración en los precios de las materias primas”, agregó el dirigente del IMEF en conferencia de prensa en línea,

Bajo dicho escenario, resulta que para México, las dos consecuencias de tener una economía sólida en los Estados Unidos y un FED que haya continuado elevando su tasa de interés, han sido una mayor tasa de crecimiento observada y mayor restricción monetaria por un periodo de tiempo más prolongado.

“El mayor crecimiento de la economía estadounidense se ha transmitido a México en mayor producción automotriz, a pesar de la debilidad manufacturera global, así como en los fuertes incrementos de los flujos de remesas y de turismo. Sin embargo, la fortaleza económica de los Estados Unidos no ha sido el único factor que ha impulsado el crecimiento en México. A ello se suma la relocalización o nearshoring, así como la aceleración del gasto de gobierno en los proyectos insignia del gobierno”, expuso.

Sobre ese punto, dijo que el nearshoring, aunque todavía en etapa temprana, se ha estado observando en un impulso en la construcción debido al desarrollo de parques industriales, preparando el terreno para que “aterricen” las líneas de producción que las empresas globales de manufactura desean reubicar de Asia y Europa del Este a nuestro país.

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