Las cucarachas son uno de los insectos que más causan repele, entre varias razones por su resistencia y fácil reproducción, así como porque su presencia regularmente es sinónimo de falta de higiene. Pero no solo eso, este insecto también representa un foco de infección que pueden causar varias enfermedades.


Uno de los tantos padecimientos que pueden llegar a ocasionar las cucarachas es en las vías respiratorias, una popular afección conocida como asma.

De acuerdo con Mayo Clinic, el asma es una afección en la que las vías respiratorias se estrechan e hinchan, lo que puede producir mayor mucosidad. Esto puede dificultar la respiración y provocar tos, un silbido al exhalar y falta de aire.

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Para algunas personas, el asma es una molestia menor, pero para otras puede ser un problema considerable que interfiere en las actividades cotidianas y producir ataques de asma que pongan en riesgo la vida.

El asma no tiene cura, pero sus síntomas pueden controlarse. Dado que el asma suele cambiar con el tiempo, es importante que colabores con el médico para hacer un seguimiento de los signos y los síntomas y ajustar el tratamiento según sea necesario.

Las cucarachas y otras causas

Aunque no está del todo claro por qué algunas personas contraen asma y otras no, es probable que se deba a una combinación de factores ambientales y heredados, es decir, genéticos. La exposición a varios irritantes y a sustancias que desencadenan alergia puede provocar signos y síntomas de asma.

Los desencadenantes del asma varían de una persona a otra y pueden incluir alérgenos aerotransportados, como el polen, los ácaros del polvo, las esporas de moho, la caspa de animales o las partículas de residuos de cucarachas.

También puede ser causada por infecciones respiratorias, como un resfriado común; la actividad física, el aire frío o contaminantes del aire e irritantes, como el humo; así como las emociones fuertes y estrés.

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Ciertos medicamentos, incluidos los betabloqueadores, la aspirina y antiinflamatorios no esteroideos, como el ibuprofeno y el naproxeno sódico, están relacionados con la aparición del asma.

De igual forma los sulfitos y conservantes añadidos a algunos tipos de alimentos y bebidas, entre ellos, camarones, frutas deshidratadas, papas procesadas, cerveza y vino o enfermedades ocasionadas por el reflujo gastroesofágico, un trastorno en el que los ácidos estomacales se acumulan en la garganta.

Se cree que varios factores aumentan las probabilidades de tener asma. Por ejemplo, tener un pariente consanguíneo con asma, otra afección alérgica, sobrepeso, ser fumador, la exposición a gases de escape, a otros tipos de contaminación o a desencadenantes en el ámbito laboral.

Síntomas del asma
Los síntomas del asma varían según la persona. Es posible tener ataques de asma con poca frecuencia, signos solamente en ciertos momentos, como cuando se hace ejercicio o en todo momento.

Los síntomas del asma incluyen la falta de aire, el dolor u opresión del pecho, sibilancias al exhalar, problemas para dormir causados por falta de aliento, tos o sibilancia al respirar, así como tos o sibilancia al respirar que empeora con un virus respiratorio, como un resfriado o gripe.

Los signos que indican que probablemente el asma esté empeorando son: dificultad creciente para respirar, medida con un dispositivo utilizado para comprobar el funcionamiento de los pulmones (medidor de flujo espiratorio) y la necesidad de usar un inhalador de alivio rápido con mayor frecuencia.

Para algunas personas, los signos y síntomas del asma se exacerban en ciertas situaciones. Está el asma provocada por el ejercicio, que puede empeorar con el aire frío y seco; el asma ocupacional, desencadenada por irritantes en el lugar de trabajo, como vapores químicos, gases o polvo; y el asma inducida por la alergia, desencadenada por sustancias transportadas por el aire, como el polen, esporas de moho, residuos de cucarachas o partículas de piel y saliva seca derramada por los animales domésticos.

Complicaciones

Hay que estar alerta ante posibles complicaciones del asma (Getty Images)
Las complicaciones del asma son: signos y síntomas que interfieren en el sueño, el trabajo y otras actividades, así como días de ausencia al trabajo o a la escuela por enfermedad durante los ataques de asma.

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También están el estrechamiento permanente de los tubos que llevan el aire hacia y desde los pulmones (bronquios), lo que afecta la calidad de la respiración, las visitas a la sala de emergencias y hospitalizaciones por ataques intensos de asma, así como efectos secundarios del consumo a largo plazo de algunos medicamentos que se utilizan para estabilizar el asma grave.

Tratamiento
El tratamiento suele consistir en aprender a reconocer los factores desencadenantes, tomar medidas para evitarlos y hacer un seguimiento de la respiración para asegurarte de que los medicamentos mantienen los síntomas bajo control. En caso de un ataque de asma, es posible que tengas que utilizar un inhalador de alivio rápido.

Los medicamentos adecuados para el asma dependen de una serie de cuestiones, como la edad, los síntomas, los desencadenantes del asma y lo que sea más efectivo para mantener el asma del paciente bajo control.

Los medicamentos preventivos de control a largo plazo reducen la hinchazón de las vías respiratorias que produce los síntomas. Los inhaladores de alivio rápido abren rápidamente las vías respiratorias inflamadas que restringen la respiración. En algunos casos, es necesario tomar medicamentos contra la alergia.

Estos medicamentos mantienen el asma controlada de manera permanente y disminuyen la probabilidad de que se tenga un ataque de asma. Los tipos de medicamentos de control a largo plazo son los corticosteroides inhalados, los modificadores de leucotrienos, los inhaladores combinados y la teofilina.

Hay varias opciones para tratar el asma, pero lo ideal es crear un plan junto a tu médico para disminuir los ataques


Los medicamentos de alivio rápido (de rescate) se utilizan según sea necesario para el alivio rápido y a corto plazo de los síntomas durante un ataque de asma. También pueden utilizarse antes del ejercicio si el médico lo recomienda.

Los tipos de medicamentos de alivio rápido son los agonistas beta de acción rápida, los agentes anticolinérgicos y los corticosteroides orales e intravenosos

Si tienes un ataque de asma, un inhalador de alivio rápido puede aliviar los síntomas de inmediato. Pero no deberías necesitar usar tu inhalador de alivio rápido muy a menudo si tus medicamentos de control a largo plazo están funcionando correctamente.

Se recomienda llevar un registro de cuántas veces por semana se usa el inhalador. Si se necesitas usar el inhalador de alivio rápido con una mayor frecuencia que la recomendada, consulta con el médico. Es probable que se necesite ajustar los medicamentos de control a largo plazo.

Los medicamentos contra la alergia pueden ser útiles si las alergias son las que provocan o empeoran el asma. Algunos de ellos son las inyecciones contra la alergia (inmunoterapia) y los productos biológicos.

Otro tratamiento es la termoplastia bronquial, que se utiliza para tratar el asma grave que no mejora con los corticosteroides inhalados o con otros medicamentos para el asma a largo plazo. No está ampliamente disponible ni es adecuado para todos.

El asma no es curable, pero se puede tratar para eliminar sus síntomas


Durante la termoplastia bronquial, el médico calienta con un electrodo el interior de las vías respiratorias en los pulmones. El calor reduce el músculo liso dentro de las vías respiratorias. Esto limita la capacidad de las vías respiratorias para contraerse y, por ende, facilita la respiración y reduce los ataques de asma en lo posible. La terapia se realiza generalmente en tres visitas ambulatorias.

El tratamiento para el asma debe ser flexible y basarse en los cambios ocurridos en los síntomas. El médico debe preguntarle al paciente sobre tus síntomas en cada visita. De acuerdo con los signos y síntomas, el médico podrá ajustar el tratamiento como corresponda.

Por ejemplo, si el asma está bien controlada, el médico puede recetar una menor dosis de medicamento. Si el asma no está bien controlada y está empeorando, el médico puede aumentar la dosis de medicamento y recomendar consultas más frecuentes.

Lo ideal es colaborar con el médico para elaborar un plan de acción para el asma que detalle por escrito cuándo tomar ciertos medicamentos o cuándo aumentar o disminuir la dosis de medicamentos de acuerdo con los síntomas. También añadir una lista de los desencadenantes y las medidas que se deben tomar para evitarlos.

El médico puede recomendar que se controlen los síntomas del asma o que utilices un medidor de flujo espiratorio de manera regular para verificar lo bien que se está controlando el asma con el tratamiento.