Redacción

La Cineteca Nacional, institución emblemática dedicada a preservar la memoria fílmica de México y el mundo, conmemora un hito en la historia del cine mexicano. La primera película proyectada en sus instalaciones fue “El compadre Mendoza”, cinta dirigida por Fernando de Fuentes en 1933, evento que marcó su inauguración el 17 de enero de 1974, hace 50 años.

Desde su fundación, la Cineteca Nacional ha sido una fortaleza para el cine de autor, los documentales, los cortometrajes y las joyas del cine silente. Su misión ha trascendido la exhibición de filmes, convirtiéndose además en un centro de restauración, investigación y estudios cinematográficos. La Cineteca conserva una vasta colección de películas que documentan la evolución del séptimo arte en México, desde sus inicios hasta la actualidad.

El recinto se ha modernizado con el paso de los años para atender a las crecientes audiencias y a las necesidades de conservación. La Cineteca alberga archivos fílmicos, una biblioteca, videoteca, además de una galería para exposiciones relacionadas con el cine. Sus salas de proyección son escenario de festivales nacionales e internacionales, muestras especiales y ciclos que acercan al público mexicano a los más distinguidos trabajos cinematográficos de todos los tiempos.

El Compadre Mendoza, de qué va

Clásico del cine mexicano y tercera mejor película del país del siglo XX según la revista “Somos”, retrata la ambivalencia moral durante la Revolución Mexicana. Dirigida en 1934 por Fernando de Fuentes y basada en un relato de Mauricio Magdaleno, el film cuenta la historia de Rosalío Mendoza (Alfredo del Diestro), un hacendado que navega entre diversas facciones revolucionarias para mantener su poder y riqueza. La acción se ubica entre 1913 y 1919 en una hacienda cercana a Huichila, Guerrero.

El largometraje se inicia con la llegada de los generales Eufemio Zapata y Felipe Nieto (Antonio R. Frausto) a la propiedad de Mendoza, quien muestra su habilidad para adaptarse a cada nuevo poder, intercambiando retratos de los líderes según quien lo visita. El personaje central, en su afán de favorecer su fortuna, se ve envuelto en situaciones que lo obligan a posicionarse, mostrando un profundo estudio de carácter y la complejidad de la época revolucionaria.

Asimismo, la cinta explora el dinamismo social y político de esos años, representado a través de las interacciones de Mendoza con distintos grupos revolucionarios y la influencia en su vida personal, inclusive llegando al punto de traicionar a uno de sus aliados más cercanos.

El desarrollo de “El compadre Mendoza” avanza con la complicada relación entre Mendoza y Dolores García, la hija de un comerciante endeudado, así como la conflictiva boda interrumpida por un ataque zapatista, lo que marca un punto de inflexión en la narrativa que fundamenta aún más la complejidad del protagonista y el panorama revolucionario del momento. Además, la trama se intensifica con la transición política en el gobierno de Venustiano Carranza, que desencadena en el dilema de Mendoza sobre la lealtad y el sacrificio, acentuando el suspenso y la tensión en el relato.

La película concluye con un trágico y conmovedor clímax, el asesinato de Nieto, un acto que subraya la traición final de Mendoza y culmina la historia con un poderoso mensaje sobre las consecuencias de la doble moral y la manipulación política. Este desenlace resume el profundo análisis ético y social que “El compadre Mendoza” aporta al cine mexicano y a la memoria colectiva de un periodo histórico de gran turbulencia.

La proyección inaugural de “El compadre Mendoza” en 1974 también marcó el comienzo de una labor que ha contribuido significativamente a la cultura y al arte cinematográfico del país. La película de Fernando de Fuentes, restaurada y preservada, sigue siendo referencia obligada para los estudiosos y amantes del cine.

La elección de este filme para dar inicio a las actividades de la Cineteca subraya el compromiso de la institución con la historia cinematográfica y su papel en la formación de la identidad cultural mexicana.

A lo largo de las décadas, la Cineteca Nacional ha enfrentado retos, como el incendio de 1982 que destruyó una parte importante de su compilación fílmica. Sin embargo, estos eventos no han hecho más que reafirmar su resiliencia y su importancia como custodia del patrimonio cinematográfico. Con iniciativas de digitalización y restauración, la Cineteca procura que clásicos como “El compadre Mendoza” continúen siendo accesibles para las futuras generaciones.