El momento más presidenciable de Andrés Manuel López Obrador ha sido su visita a la Casa Blanca. Ha dejado atrás el discurso de odio y de provocaciones que en campaña ambos mandatarios dijeron uno del otro, como si todo estuviera planeado a un alto nivel, para poder llegar al poder cada uno dentro de sus territorios geopolíticos.

Lo que es claro es que, para campañas políticas, el mejor estratega político que hemos tenido en la historia del país se llama López Obrador. La visita para reafirmar el tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá, sin ningún representante canadiense, es una jugada de ajedrez impresionante a favor de Trump. Lamento decir que Trump volvió a usar a un presidente mexicano para su campaña clientelar del voto latino, la cual se verá el próximo noviembre en Estados Unidos.

Definitivamente si hubiera ido a Washington algún representante canadiense, las notas periodísticas en la Unión Americana tendrían otro impacto y otra visión en el electorado latino. Sorprendentemente ha sido la primera vez que se ve a un Trump dispuesto a que un mandatario de otro país pueda decir lo que quiere, además de darle un bate de béisbol, le dio un home run de apellido Duarte, un Grand Slam con la propuesta de nacionalización de los ciudadanos DACAs (Deferred Action for Childhood Arrivals) y un hit de certidumbre económico, en medio de la pandemia a los mercados internacionales a favor de México.

La ideología disfrazada de izquierda -reafirmo su disfraz-, con la visita al mandatario Trump que además de ser pro-globalización y Republicano (El partido más derechairo de nuestro país vecino), nos demostró que nuestro Presidente tiene una gran capacidad de intercambiar acuerdos electorales y que tiene un gran equipo de Secretaria de Relaciones Exteriores, que es transexenal,  algo que todas las Secretarias deberían de mantener para no perder el avance que se ha hecho cada sexenio: Es increíble que cada vez que hay cambio de gobierno se cambian protocolos, estatutos, técnicos , profesionistas, se hace borrón y cuenta nueva; eso es insostenible e incosteable en cualquier administración sea publica o privada.

El encuentro de Alto Nivel en la Casa Blanca ha sido una estrategia diplomática orquestada y bien hecha para mantener a nuestro vecino tranquilo. Mandar a nuestros empresarios más mediáticos y con mejor reputación hace que el mandatario norteamericano se pueda identificar con su pasado y tener mas empatía con los mexicanos que eso nos pone en una ventaja de la negociación. Demuestra que el discurso de AMLO en materia de Relaciones exteriores es diferente a la narrativa que quiere el electorado para su búsqueda de apoderarse de la Cámara Baja en el 2021.

Parece ser que con estas acciones, nuestro Presidente empezará a ejercer la banda presidencial, cumplir la gobernabilidad que prometió, esperemos que su estrategia de “primero los pobres” empiece a funcionar y que veamos un incremento en la base económica muy pronto para recuperar lo perdido. Sostengo que la mejor manera de incrementar el Producto Interno Bruto (PIB) es honrar y permitir la inversión extranjera directa -ahora más que nunca-, ya que nuestros mayores ingresos como el petróleo, turismo y remesas se han visto afectados.

¡En México confiamos!