“La ley no se consulta, se aplica”, parecía ser un mensaje con cierto sentido racional, con la salvedad restrictiva irrebatible, que sólo se aplica en México a los individuos más endebles, sin poder económico o político. Hay evidencia que menos del 4% de los crímenes o delitos que se cometen concluyen con una sentencia, el resto, incluso de mayor gravedad, como los de expresidentes, encontrarán el olvido en una lacerante impunidad.

El discursito, creado por una oposición improductiva para ser recitado cuantas veces fuera necesario, me recuerda el “peligro para México” que declamaran 20 millones de personas por convocatoria de un publicista español que se burlaba de la gente usada en su exitosa manipulación mediática.

Las personas que se dejaron seducir para no participar en la consulta popular, pecan, por lo menos, de ignorancia pues nunca se dieron cuenta del valor que representa la posibilidad de tener una participación directa en la grandes decisiones del país. Ellos prefieren, por indolencia y apatía, que siga siendo la democracia representativa (diputados, presidentes municipales y gobernadores, muchos cuestionables por su escasa cultura y conductas reprochables) quienes decidan sobre temas relevantes que afectan a toda la población. No es difícil darse cuenta qué estas prácticas del pasado son abiertamente imperfectas pues el poder popular se diluye en unos cuantos.

Ayer diría con tino el presidente: “La democracia no se agota en elecciones,  que es democracia representativa, pues tampoco es la democracia plena”.

El día 1º. de agosto, se puso la desvergüenza en subasta. El 97% votaron para que fueran juzgados personajes políticos del pasado, sin embargo, una miserable porción defendía sus actos de corrupción.

De la misma forma recordamos que en 1998, en una importante consulta no vinculante, se hizo una pregunta: ¿Estás de acuerdo en convertir los pasivos del FOBAPROA (deuda de banqueros y empresarios) en deuda pública (para que fuera pagada por todos los mexicanos) o NO. Tres millones de personas votaron para que no se convirtiera en deuda pública, pero también se presentaron suicidas irreflexivos. Ese pasivo nacional subsistirá treinta años más en el mejor de los casos.

El mundo ha encontrado en la consulta popular la vía más justa (pues puede votar toda la población) y son Estados Unidos y Suiza los reyes de su implementación pues han encontrado sus beneficios.

En América Latina, a excepción de unos cuantos países, sus poblaciones han resuelto dramáticos cambios con osadía, a pesar de los gobernantes en turno.

Cito como ejemplos los más trascendentes y profundos en la región:

Los gobiernos de facto en Uruguay y Chile buscaron en los años ochenta legitimar su permanencia, sus pueblos, a través de históricas consultas, votaron por el NO retomando opciones democráticas para jamás volver a las dictaduras.

Colombia, con la misma alternativa, puso fin a una guerra fratricida que durara más de cincuenta años.

Panamá, amplió su canal, ya expropiado, con el concurso de sus ciudadanos.

Bolivia, derrocó a un tirano (Gonzalo Sánchez de Lozada) durante la “guerra del gas” pues ese gobernante, plegado al extranjero, quería exportarlo a precios muy bajos.

Como podemos notar, hay grupos interesados (PRIANRD) que se oponen a que el pueblo mexicano ejerza su soberanía e insisten en que este delegue dicho poder en sus representantes. La complicidad del órgano electoral (INE) con estos grupos se hizo presente en el pasado reciente.

Rosalía y Brenda

Eran las 8:00 am (horario del pacífico) cuando los habitantes en Culiacán, Sinaloa, no tenían claro en que casilla podrían votar. El INE local tampoco lo aseguraba, la incertidumbre se apoderaba de la gente que veía pasar una oportunidad histórica. Brenda Valenzuela, una mujer joven pero decidida, vecina del fraccionamiento “la campiña”, finalmente pudo encontrar una casilla que había fusionado la información de varias. Era la sección 0794 del distrito 7 electoral en aquella ciudad. A las 9:30, una empleada del Instituto Nacional Electoral, comunicaba a quienes formaban una fila de quince personas confusas, que los funcionarios designados no se habían presentado y por tanto se declaraba no instalada, a menos que hubiera voluntarios que hicieran el trabajo. Brenda en ese momento, sin capacitación previa y con asuntos personales pendientes, decidió darle vida a esa casilla sumando sus esfuerzos a Rosalía Vidales, quien fungiría como presidenta.

La circunstancia anterior, propiciada por el desinterés y boicot del INE, se presentó en todo el país, afortunadamente surgieron miles de Brendas y Rosalías que donaron sus tiempos e ilusiones en beneficio de la democracia mexicana.

Espero que pronto nuestra población, encuentre el justo discernimiento de una consulta popular y propugne porque sean realizadas en todos los asuntos que afecten su municipio, estado o nación. La consulta popular es una ley que debe ser aprovechada integralmente.