El pasado 15 de septiembre estalló el conflicto laboral entre los tres gigantes de Detroit (General Motors, Stellantis y Ford) y la Unión Sindical de Trabajadores Automotrices (UAW, por sus siglas en inglés) con una huelga que congrega ya a unos 25 mil trabajadores en protesta y mantiene varada la producción en plantas de las tres marcas, lo que avisora un nuevo conflicto económico en el sector
Si bien, hasta ahora las filiales en otros países continúan su marcha, en poco tiempo el conflicto empezará a causar estragos como la falta de autopartes originales para la fabricación de los automotores, la escasez de los propios vehículos y con ello un nuevo periodo de incertidumbre en el sector.
Y es que, a pesar de que las autoridades laborales de México, minimizan la huelga del UAW y señalan que el país no tendrá ningún impacto, la industria revela lo contrario.
Ya, la Industria Nacional de Autopartes (INA), que aglutina a los fabricantes de piezas para equipo original, advirtió el pasado 29 de septiembre, y luego de que se sumaran a la huelga las plantas de ensamble de Ford en Chicago y la de Michigan de General Motors, que, de mantenerse esas condiciones, al cierre de esta misma semana la disminución en la producción acumulada sumará alrededor de 280 millones de dólares. Y hasta hoy las circunstancias se mantienen.
Hoy en día los asuntos torales que causaron el conflicto siguen sin resolverse, lo que podría extender la huelga por mas tiempo del previsto.
La huelga va en incremento, después de haber parado actividades en tres plantas con siete mil trabajadores, agregaron 38 centros de distribución de autopartes de repuesto de GM y Stellantis con 11 mil empleados, a lo que se agregaron las plantas de Ford en Chicago con cuatro mil 600 trabajadores y la planta de Lansing de GM con dos mil 300 empleados.
Hay que destacar, por haber representado un hecho insólito, la visita que hizo el presidente de Estados Unidos, Joe Biden el pasado martes 26 de septiembre, a las líneas en paro de Wayne County, Michigan, para expresar las banderas de la UAW y expresar su solidaridad.
Entonces, la pregunta es: ¿Y ahora? Este hecho pareciera que esconde o un motivo electoral o una intensión de llevar a su propia industria al ocaso para dar paso a las automotrices de otras nacionalidades.
Parece que electoralmente, el presidente de Estados Unidos se inclina hacia la estrategia de los países latinoamericanos, en donde el estandarte de la victoria lleva una fuerte carga de populismo y clase obrera.
Pero en este contexto, el Presidente debiera recordar el daño que puede sufrir una de las industrias torales de su país al hacer populismo y abrir la puerta a las armadoras extranjeras, principalmente asiáticas.
Los trabajadores de la UAW piden incremento salarial del 40 por ciento prorrateado a cuatro años; asegurar un lugar para la cobertura sindical de la UAW en las nuevas fábricas en proceso.