Redacción.- La Arquidiócesis Primada de México dijo que la vacunación contra COVID-19 es un homenaje a la vida y una luz al final del túnel de dolor y muerte

La segunda campaña de vacunación contra el COVID-19 a los adultos mayores es un homenaje a la vida, que hoy se asoma como una luz al final de un largo y oscuro túnel de dolor y muerte, consideró la Arquidiócesis Primada de México.

En su editorial en el semanario Desde la Fe, destacó que hubo una mejor organización de las autoridades de gobierno y colaboración ejemplar de los ciudadanos en la campaña realizada en tres alcaldías de la Ciudad de México.

Confió en que la experiencia adquirida en estas dos jornadas de vacunación en la capital del país permita afinar aún más los procesos de aplicación de las dosis en los grupos vulnerables y sirva de ejemplo a otras entidades del país.

“Cual, si se hubiera entreabierto una puerta largamente clausurada, esta segunda jornada de vacunación antiCOVID permitió ver a los capitalinos una primera luz de esperanza, en el sentido de que pronto los contagios y fallecimientos podrían comenzar a disminuir. Pero, sobre todo, nos inyecta de optimismo y alegría el darnos cuenta de que México sigue amando la vida”.

La iglesia católica recordó que el Papa Francisco ha dicho que cuando una sociedad margina a sus ancianos, corta sus raíces y oscurece su futuro, al tiempo que realiza un acto de injusticia y se enfila hacia su propio fracaso.

Subrayó que los abuelitos han aguardado con paciencia su turno para ser vacunados contra el virus SARS-CoV-2. Mientras en las últimas semanas, agregó, hemos visto a los hijos o nietos preocupados por registrar a sus abuelos en la base de datos de la vacunación, o llevarlos de la mano, muy bien abrigados y protegidos, a recibir su vacuna.

“Las jornadas de vacunación se están convirtiendo en verdaderas fiestas de la vida: ancianos que participan en rutinas de calistenia o bailan con los voluntarios mientras llega su turno; que se hincan y se persignan después de recibir la inyección; que gritan “¡Sí se pudo!” por haber logrado llegar a ese momento, al que lamentablemente miles de hermanos no pudieron llegar.

“Parte el corazón la anciana de 99 años que, ante las cámaras de televisión, pedía renunciar a su vacuna a fin de que la recibiera algún joven que la ‘necesitara más’ para poder salir seguro a trabajar y llevar dinero a su familia”, finalizó la Arquidiócesis de México.