Las sequías y las fuertes lluvias están causando daños importantes, mientras el derretimiento de la nieve y los glaciares aumentan los riesgos de inundaciones ponen en peligro el agua que bebemos y los alimentos que comemos.

El ciclo hidrológico se está desequilibrando como resultado del cambio climático y la actividad humana, según un nuevo informe de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) que ofrece una evaluación exhaustiva de los recursos hídricos mundiales.

El informe Estado de los recursos hídricos mundiales 2022 de la agencia meteorológica de la ONU enfatiza la necesidad de comprender mejor los recursos de agua dulce e insta a un cambio de política fundamental. Se requiere un mejor seguimiento, intercambio de datos, cooperación transfronteriza y mayores inversiones para gestionar las condiciones extremas de forma eficaz.

Respaldado por observaciones de campo, sensores remotos instalados en satélites y modelos numéricos para evaluar los recursos hídricos globales, el informe contiene información detallada sobre factores hidrológicos clave como las aguas subterráneas, la evaporación, el caudal de las aguas, el almacenamiento de agua terrestre, la humedad de los suelos, la criósfera (agua congelada), la afluencia del agua en embalses y los desastres hidrológicos.

Sin acceso al agua más de 3 mil personas

Los glaciares y la capa de hielo están desapareciendo ante nuestros ojos. El aumento de las temperaturas ha acelerado, y también alterado, el ciclo del agua.

Una atmósfera más cálida retiene más humedad, lo que provoca episodios de precipitaciones e inundaciones mucho más intensas. Y en el extremo opuesto, más evaporación, suelos secos y sequías más intensas, explicó el director de la agencia de la ONU.

Actualmente 3 mil 600 millones de personas carecen de acceso a suficiente agua al menos un mes al año y se espera que esta cifra aumente a más de 5000 millones en 2050.

Según los autores del informe, aunque se necesita más investigación y más información de regiones como África, Oriente Medio y Asia, las conclusiones extraídas a partir de datos de 273 estaciones de todo el mundo son claras.

Sequias plantean desafíos

En el ámbito del vertimiento de ríos y la afluencia de embalses, más del 50% de las cuencas hidrográficas y embalses del mundo presentaron desviaciones de las condiciones normales, de las cuales la mayoría eran más secas de lo habitual.

A lo largo de 2022 se registraron anomalías en la humedad del suelo y en la evapotranspiración (transferencia de agua terrestre a la atmósfera, ya sea por evaporación o a través de plantas).

Por ejemplo, Europa experimentó un aumento de la evapotranspiración y una disminución de la humedad del suelo durante el verano. Además, las sequías en el continente plantearon desafíos en ríos como el Danubio y el Rin, e incluso interrumpieron la producción de electricidad nuclear en Francia debido a la falta de agua fresca.

Las graves sequías afectaron también a vastas regiones, incluidas los Estados Unidos, el Cuerno de África, Oriente Medio y la Cuenca del Plata en América del Sur.

En Asia, la cuenca del río Yangtze en China sufrió una grave sequía, mientras que la cuenca del río Indo en Pakistán fue testigo de inundaciones extremas. El desastre provocó al menos 1700 muertes, 33 millones de personas afectadas y casi ocho millones de desplazados.

Se adelgaza el hielo

La situación hidrológica de África también contrasta. Mientras que el Cuerno de África afrontaba una grave sequía que afectaba a la seguridad alimentaria de 21 millones de personas, zonas como la cuenca del Níger y la costa de Sudáfrica sufrieron vertimientos superiores al promedio e inundaciones importantes.

“Este informe ofrece una visión general amplia y coherente de los recursos hídricos en todo el mundo, destacando la influencia de los cambios climáticos, ambientales y sociales”, dijo Petteri Taalas, secretario general de la Organización Meteorológica Mundial.

El derretimiento de los glaciares, como los de los Alpes suizos, que han perdido una décima parte de su masa tan sólo en los dos últimos años, están contribuyendo a los riesgos de inundaciones y amenazando la seguridad hídrica a largo plazo de millones de personas, afirmó Taalas.

“Desafortunadamente, hemos perdido este juego del derretimiento de los glaciares. Este suceso y el aumento del nivel del mar pueden continuar durante los próximos miles de años debido a las altas concentraciones de dióxido de carbono. En general, tendremos desafíos para conseguir agua para la agricultura, para los seres humanos, la industria y también para la producción de energía hidroeléctrica”.

La Organización Meteorológica Mundial subrayó que más del 70% de todas las extracciones de agua se utilizan para la producción de alimentos, por lo que los recursos hídricos limitados tienen un impacto decisivo en la seguridad alimentaria.

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