México puede seguir garantizando el abasto de alimentos, para ello, no se requiere ampliar la frontera agrícola, sino de recuperar aquella que tuvo vocación, a través de nuevas herramientas, tecnología y compartir el conocimiento alcanzado, sin dejar al margen a productores, comunidades y países.

Así lo dio a conocer el secretario de Agricultura y Desarrollo Rural, Víctor Villalobos Arámbula, quien llamó a recuperar los saberes y el bagaje de información de nuestros antepasados, así como las tecnologías y prácticas que permitirán alcanzar una agricultura más sustentable, basada en la experiencia histórica.

Al participar en un conversatorio, en el marco del Congreso Interamericano de Agua, Suelo y Agrobiodiversidad celebrado en Ciudad Obregón, Sonora, el funcionario federal, reconoció la necesidad de trabajar para hacer atractiva la actividad primaria y, de esta forma, arraigar a los jóvenes y que vean un futuro digno en el campo mexicano y en el del continente.

“Que el sector primario sea un medio de vida que garantice un futuro a las próximas generaciones”, subrayó Villalobos Arámbula.

AL, alberga 50% de la diversidad mundial

En tanto, la representante de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en México, Lina Pohl Alfaro, subrayó que México es de los pocos países de América Latina que está pensando en alternativas para proteger el recurso suelo, que es la base para la protección de la biodiversidad y la productividad.

La representante de la FAO Resaltó que, aunque América Latina solo concentra el 15 por ciento de territorio y el 9.0 por ciento de la población mundial alberga al 50 por ciento de la diversidad del planeta, lo cual nos obliga a asumir la responsabilidad de protegerla con una agricultura resiliente, sostenible y responsable.

Debemos proteger la biodiversidad para la gente, hacer políticas públicas enfocadas a proteger la biodiversidad, pero al mismo tiempo a sacar de la pobreza a los productores latinoamericanos, invertir en ciencia y tecnología y asegurarnos de que esas innovaciones lleguen a todos los productores, agregó Pohl Alfaro.

En la actualidad –dijo- vivimos una “tormenta perfecta”, pues como nunca antes el mundo se enfrenta al bajo crecimiento económico, hambre, guerra, altos precios de los alimentos y cambio climático y la única manera de salir de ella es articular las políticas públicas con la ciencia e innovación tecnológica, el trabajo del sector privado y la ayuda de la academia y organismos internacionales.

Se enfocan en productividad, descuidan medioambiente

De manera virtual, la ministra de Agricultura y Agroindustria de Canadá, Marie Claude Bibeau, señaló que los productores están llamados a ser un pilar estratégico en el cuidado del ambiente y, de esa manera, afrontar con mayor resiliencia los efectos del cambio climático que vulneran la seguridad alimentaria de distintas regiones del mundo.

Expuso que Canadá y México han renovado su compromiso para transformar los sistemas de producción para continuar generando alimentos sanos, seguros y nutritivos para nuestra población, en un entorno sostenible con el resto de las especies animales y vegetales.

Precisó que hace 50 años, los productores de Canadá fueron pioneros de la labranza de conservación y hoy más de tres cuartas partes del mundo la practican, lo que significa que, con el apoyo gubernamental y con base en la ciencia y la tecnología, los agricultores y ganaderos están comprometidos en proteger el agua, suelo y agrobiodiversidad.

El ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca de Uruguay, Martín Mattos, aseguró que el tema ambiental es un problema serio y como tal debe ser atacado con profundidad y de forma inmediata. Para ello, agregó, las sociedades deben trabajar en conjunto para integrar la actividad productiva con la dimensión ambiental. Como agrónomos nos inculcan la productividad y dejamos de lado el medioambiente.

Aseguró que es necesaria la conciencia agropecuaria, la cual implica entender qué hace el agricultor, cómo vive y de qué vive. No obstante, con el crecimiento de las sociedades urbanas eso se comprende menos y se hace más grande el problema.

Destacó que a través de la suma de voluntades en Uruguay se implementa el programa Ganadería y Clima, que tiene el objetivo de proteger pastizales y áreas naturales, dado que son la piel de los suelos; la medición de la huella ambiental con 15 indicadores en aire, suelo, biodiversidad y aguas en los sistemas ganaderos, y la política de manejo y uso responsable de suelos.

Crisis sin precedentes

El representante en México y Coordinador Regional del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), Diego Montenegro Ernst, indicó que la incertidumbre originada por elementos externos como el cambio climático y los conflictos bélicos representa áreas de oportunidad para coordinar esfuerzos que puedan aplicarse a soluciones para el campo de la región.

Tenemos retos importantes como la crisis de seguridad alimentaria, la pobreza, la migración masiva de las áreas rurales, entre otros, y todos tienen una vinculación directa con el sector agroalimentario y un impacto en el modo de vida del ser humano y su interacción con el resto de las especies, apuntó.

Refirió que el IICA promueve la transformación de los sistemas alimentarios, desde el surco agrario y el hato ganadero hasta la mesa del consumidor, en busca de empatar y compatibilizar la productividad con la sostenibilidad.

El director general del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMyT), Bram Govaerts, expresó que estamos ante una crisis sin precedentes en la historia de la humanidad, pero también es un momento en el que disponemos, como nunca antes, de datos para tomar buenas decisiones.

Expuso que debemos estar orgullosos de que, a partir de las variedades que se generan en Sonora, se alimenta gran parte del mundo porque el 70 por ciento del trigo en el plano global proviene de estos esfuerzos, junto con instituciones como el INIFAP.

Resaltó que la agricultura del mundo puede recoger experiencias exitosas de México, como Cultivos para México, donde se conjuga la investigación y la asistencia técnica y convergen los sectores público y privado, para generar la producción de alimentos, en especial maíces, con menos agua, conservando el suelo y respetando la agrobiodiversidad.