Me da un poco de vergüenza contarles lo que me sucedió en estos días porque se supone que soy muy atenta para no dejarme engañar por nadie y mucho menos si se trata de una cuestión financiera cuya promesa lleve la consigna de ganar dinero sin ningún esfuerzo extra y con poca inversión.

Bien dice mi papá que todos tenemos nuestros cinco minutos de pendejo y creo que yo abusé. Les cuento por qué:

En algunas redes sociales está apareciendo un anuncio donde te indican que con invertir solo 250 dólares – unos cuatro mil 500 pesos- puedes ganar mucho, pero mucho dinero. Te dan el nombre de una marca exitosa de nuestro país como Bimbo o CFE y te invitan a comprar acciones con altas posibilidades de ganar y ganar, claro según ellos.

Curiosa, ambiciosa y muy inocente seguí las instrucciones que aparecían en el anuncio. Proporcioné todos mis datos y esperé a que se pusieran en contacto conmigo.

Como antecedente, uno de mis amigos alguna vez me comentó que él invertía en la bolsa de valores y que le iba muy bien, así es que, confiada accedí a charlar con la empresa que supuestamente me daría a ganar mucha plata.

En menos tiempo de lo que pensé, un tipo me contacto y muy amable me explicó brevemente lo que significaba invertir en Capitalix -así se llama esa empresa- y que en poco tiempo vería grandes resultados.

Para eso me dijo que depositara los 250 dólares a una cuenta y que en breve un corredor se pondría en contacto conmigo para orientarme y empezar a realizar inversiones en las mejores empresas del mundo.

Así fue y yo, nueva en estos menesteres contesté el llamado de Leandro, un tipo uruguayo, quien me contó y convenció de que podría ganar mucha plata. Lo único que me pedía era que le hiciera caso en todo lo que me proponía y una vez que aprendiera me dejaría sola para que manejara mi cuenta sin que nadie me molestara.

La primera semana hice lo que Leandro me pedía. Invertí en oro, en Amazon y en Tesla. Mi inversión se fue haciendo grande. Doble los 250 dólares y todo parecía de ensueño.

La semana siguiente seguí ganando, y el charrúa me dijo que era momento de que invirtiera más dinero. Ambiciosa y estúpida, doblé la apuesta y recurrí a todos mis ahorros pensando en que ganaría más y más.

Al mes ya mi capital había crecido significativamente y mis inversiones eran cada vez más sustanciosas. Para probar de que mi dinero estaba a la mano le dije a Leandro que quería retirar algo de capital y el tipo me dijo: sí, no hay problema. Te ayudo a que sea más rápido. 

El dinero llegó puntual a mi cuenta y la verdad, me engolosiné como novata y seguí depositando de mis ahorros y a veces de mi tarjeta de crédito. Llegué a tener cerca de 15 mil dólares en inversiones.

Con esa cantidad, Leandro me dijo: es momento de empezar a invertir en las grandes ligas. Confiada dejé que ese tipo me dijera dónde hacerlo y con quién. Obviamente metió todo el dinero a diversas empresas según él para diversificar y tener más ganancias. Me ofreció un seguro para cuidar mis inversiones, le dije que no. No sabía la gran decepción que me esperaba.

Con la confianza ya ganada, pensé que llegarían las grandes bolsas, pero no fue así. Todas mis cuentas se fueron depreciando horriblemente. En menos de una semana el dinero recolectado se había esfumado.

Sabedor de que me tenía en sus manos, Leandro me dijo que podía ayudarme a recobrar mi dinero. Dudosa, acepté, pero había que pagar cierta cantidad de dinero. Lo hice y lejos de ganar, seguí perdiendo.

De pronto los números buenos se convirtieron en números malos y en mi estado de cuenta de Capitalix ya debía casi el doble.

Triste, enojada y muy preocupada le reclamé al tipo que me devolviera mi dinero. Obviamente que no lo hizo. Me insistió en que él podía auxiliarme para que no perdiera mi inversión, pero era necesario volver a meter dinero. Lo mandé a volar.

Lloré mi pérdida, la humillación que me llevé con esa empresa y juré no volver a contestarles. Mis cinco minutos de pendeja me hicieron perder hasta el alma.

Un mes después recibí una llamada de ellos, era una señora llamada Laura. Esta mujer me convenció de que ella podía recuperar mi dinero con solo hacer una pequeña inversión.

La neta, lo hice y empezamos a jugar de nuevo a ser inversionistas. Igual gané poquito con el oro, pero en muy poco tiempo las acciones bajaron de precio y mi dinero se esfumó otra vez. De nueva cuenta, volvieron mis otros cinco minutos de pendeja.

Al saber que ya había perdido todo, Laura me repitió lo mismo que Leandro en un principio; que con una nueva inversión podríamos recuperar mis dólares.

La verdad es que la mandé a la goma. Me entró mi yo inteligente y decidí bloquear para siempre a Capitalix.

Apenas ayer, ya con la pena de la pérdida económica, volví a recibir una llamada extraña. Al contestar, preguntaron por mi nombre y tuvieron el descaro de decirme que cómo era posible que dejara perder 17 mil dólares. Ahora me pedían depositar otros 250 dólares para ayudarme a regresar mi dinero. Por supuesto que la mandé a la china, pero esta vez ya para siempre.

Con esta experiencia seguramente ya no seré clienta del mercado de valores. Es muy posible que vuela a tener mis cinco minutos de pendeja, para cometer más tonterías, pero ya no con Capitalix. De eso estoy segura.

Moraleja amigos y amigas: Obtener dinero fácil nunca será sencillo. Nada mejor que trabajar y cuidar con mucho amor lo que tanto esfuerzo nos ha costado, ¿no lo creen así?