El pasado día nueve de marzo, que tuviera tantos ingredientes, el senador Martí Batres no quiso compartir el “ayuno laboral femenino” y publicó, a través de su espacio en “El Financiero”, un artículo/denuncia cuya importancia es mayor por la reflexión personal del emisor que por un contenido mayormente conocido.
Acusa al consejero Alejandro Rojas Díaz Durán, suplente del senador Ricardo Monreal, por buscar allegarse un pequeño capital político al interior del partido, a través de la sistemática denostación y linchamiento político, primero en contra de los actuales gobernadores en Baja California y Puebla durante su campaña, y después, de manera despiadada, en contra de Yeidckol Polevnsky.
A Jaime Bonilla “no le movió ni un pelo”, pues arrasaría electoralmente en su estado. No así a Miguel Barbosa, que con esa intromisión, Morena estuvo a punto de perder la gubernatura.
Batres también sugiere el clima de polarización en el partido se debe al mismo grupo del senador Monreal, que ha creado un “río revuelto” entre los seguidores de las dirigencias institucionales (CEN y Consejo) para tener una ganancia “de pescadores” desde una cómoda “lejanía”.
El juicio de Martí Batres podría parecer ingenuo en una lucha política que se esperaba por parte de Ricardo Monreal desde el mismo instante que perdió la candidatura a la jefatura de gobierno en la Ciudad de México.
Alejandro Rojas Díaz Durán ha cumplido con eficacia su encomienda destructiva, y es cierto, logró la desestabilización del partido dinamitando sus frágiles cimientos, pero también deberá asumir el costo de una victoria que se antoja “pírrica” ante una militancia mayormente LópezObradorista que le cobrará todas las facturas en la primera oportunidad.
En su punzante “alocución”, el senador Batres también deja claro que son de las oficinas “Monrealistas” de donde surge la ofensiva jurídica que permite reconocer a un “Congreso “Patito” que afectara a Polevnsky, y la aplicación del método de encuesta que resta posibilidades a Bertha.
Dos resoluciones del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. De naturaleza definitiva e inatacable y evidentemente violatorias del Estatuto de Morena, las resoluciones tienen dedicatoria personalizada. Una es contra Yeidckol. La otra es contra Luján. Antes se diría que son decisiones “ad hominis”; hoy podría decirse que son resoluciones “ad feminis”.
A pesar del desaseado comportamiento de Alejandro y sus asesores, tenemos que ser objetivos y entender que ellos manejan una agenda de grupo transexenal, y que el apoyo al gobierno del presidente López Obrador no obra en sus prioridades.
Encuentro legítimas las aspiraciones de Ricardo Monreal y Marcelo Ebrard por buscar tener un acercamiento con el partido a través de la inclusión de sus personeros, pero también creo, esa competencia la deberán tener dentro de tres años (2023) y facilitar ahora la posibilidad de que el presidente de la república sea acompañado por el LópezObradorismo profundo, encarnado exclusivamente en las figuras de Yeidckol Polevnsky y Bertha Luján, mujeres que en su exitoso protagonismo lograron llevarlo al poder.
¡Nada más, pero nada menos!