De enero a marzo de 2023, la producción de tequila fue de 172.3 millones de litros, cuyo valor por las exportaciones superó los mil millones de dólares según datos de la Cámara Nacional de la Industria Tequilera y de la Secretaría de Agricultura.

La preferencia de los mercados internacionales por esta bebida es amplia: ocho de cada 10 litros de este destilado jalisciense se destinan a la exportación.

Por lo anterior, expertos recomiendan garantizar la inocuidad de la bebida, a través de procesos que contribuyan a alcanzar los más altos estándares de calidad a través de soluciones de limpieza, higiene y desinfección en las plantas donde se produce y embotella para que los consumidores reciban un producto seguro.

El proceso de producción del tequila se divide en siete etapas: jima, hidrólisis, extracción, formulación, fermentación, destilación y maduración. Se puede agregar el embotellado, que tiene sus propias etapas. A partir de la fase de hidrólisis, proteger el proceso adquiere mayor relevancia para evitar que cualquier tipo de agente patógeno o temperatura contamine o comprometa la calidad del producto o los utensilios y maquinarías ocupados en la producción.

Uso de tecnología adecuada

Muchos de los sistemas de limpieza en sitio consisten en tres pasos, pero se pueden reducir dos de ellos al utilizar la tecnología adecuada. El uso de limpiador de un solo paso genera un menor perfil de olor y una manipulación más segura un proceso de limpieza en sitio simplificado.

Aunque varía de planta a planta, de acuerdo con su tamaño y tipo de producción, el uso de este tipo de limpiadores puede significar ahorros de agua equivalentes a 13 mil dólares, una disminución de 52 minutos por cada ciclo de limpieza en sitio y de 25% en generación de residuos hídricos, sin perder eficiencia en el cuidado de la inocuidad en el producto final.

“Al ser procedimientos productivos que implican el uso de calor, sitios de almacenamiento y maquinaría para embotellado, la limpieza y la inocuidad son un reto, pues ese tipo de ambientes son propensos para la proliferación de virus, bacterias u hongos, e incluso algunos tipos de plaga, que pueden afectar la inocuidad del producto final y representar algún tipo de riesgo a la salud de los consumidores”, señaló Erika Grados, gerente de mercadotecnia de la división de alimentos y bebidas de Ecolab Latinoamérica Norte.

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