Durante muchos años sufrimos la existencia de una ley insultante en Sudáfrica que agredía y avergonzaba a todos los seres humanos. Se trataba del “apartheid” (separación) que consistía en una segregación racial entre blancos y otras razas. Esta disposición, impuesta por la MINORIA blanca. Otorgó, entre otros privilegios, el derecho al voto sólo a los ciudadanos blancos. Los negros eran ciudadanos de segunda clase en todos los órdenes de la vida.

Después de 44 años. En 1992, se derogó esta ley injusta y los blancos tuvieron que aceptar y adoptar la democracia como forma de organización social lo cual implicaba que las decisiones se tomarían por MAYORÍA.

El 79.5 % de la población sudafricana es negra, por ello resulta normal, y hasta deseable, que su población haya elegido desde 1994, y hasta el presente (26 años) gobernantes de su raza, provenientes del antiguo Congreso Nacional Africano. El primer presidente democrático fue Nelson Mandela

En Bolivia se vivió un callado proceso similar entre dictaduras militares y elecciones “democráticas” que se disputaban las elites existentes. Los mayoritarios grupos indígenas eran “testigos de palo” en la participación social, política y religiosa.

En enero de 2006, Evo Morales rompe esa inercia de complicidades y asume un poder que duraría casi catorce años. Su llegada al gobierno fue posible gracias al apoyo mayoritario de los grupos indígenas (62 %) y mestizos (28 %). El poder económico representado por una minoría blanca sólo pudo hacerse de la presidencia a través de un golpe de estado. Sabían, con el empleo de un método democrático resultaba imposible. Morales Ayma, indígena aymara fue quizá el gobernante latinoamericano que mejores “cuentas” entregara a su pueblo. Sabemos, y deseamos el pueblo boliviano en elecciones próximas ejercerá su mayoría. 

La ciudad de México, antes Departamento Del Distrito Federal, tenía como forma de gobierno una regencia, ésta, la elegía con “impunidad legal” el presidente de la república. En 1997, debido a la presión política  finalmente se somete a la voluntad popular una jefatura de gobierno que es ganada y refrendada en cinco ocasiones consecutivas por la izquierda mexicana. En 2024 se cumplirán 27 años de gobierno ininterrumpido. ¿Pero, de quién es el mérito de esta larga estadía? Sin duda de una ciudadanía que es la vanguardia política y cultural en este país, y los distintos gobiernos que han satisfecho las expectativas de las mayorías. Recordamos, especialmente, el exitoso paso de Andrés Manuel López Obrador, quien al dejar ese gobierno se llevaba un respaldo popular mayor al 80 % y la distinción de haber sido el segundo mejor alcalde del mundo. 

El primero de Julio de 2018, parteaguas en la historia política de México. La población mexicana, con una arrolladora mayoría, imponía en la primera magistratura a un hombre que no sólo conocía cada municipio y sus necesidades como nadie. También tenía la obsesión por resolverlas.

Todas sus propuestas de campaña se han ido cumpliendo puntualmente, en algunos casos, con errores inesperados, pero siempre con el objetivo de cambiar el destino de la gente.

“Primero los pobres”, frase de campaña y de gobierno, es la sensible identificación y aceptación tácita, de la tremenda desigualdad y condiciones de miseria que los gobiernos anteriores condenaron a vivir a las mayorías.

Recordamos el programa para “adultos mayores” que fuera establecido por el actual presidente de México en el Distrito Federal, como siempre, fue atacado y ridiculizado por el PRIAN como una grotesca dádiva humillante, después, estados con todos los signos políticos la implantaban en silencio.

Los programas para el bienestar de adultos mayores, jóvenes con discapacidad, becas “Benito Juárez”, Jóvenes construyendo y escribiendo el futuro, sembrando vida, y otros, son intervenciones dirigidas desde el estado, orientadas a garantizar unos servicios mínimos a la población bajo un concepto de protección social. Es importante establecer han sido recurrentes en Europa desde hace muchos años. México sólo demandaba una voluntad política solidaria.

Se estima estos programas alcanzan a un total de 20 millones de familias atrapadas en la pobreza extrema, la pobreza y las “clases medias bajas”. 

La pequeña oposición política, que operó siempre de manera discriminada sus apoyos (sólo a sus votantes) acusa al gobierno de actuar clientelarmente. Y tienen razón, los 80 millones de mexicanos beneficiados no podrán olvidar nunca que sólo el presidente López Obrador y su gobierno pensaron en ellos.

“Ser pobre y votar por minorías privilegiadas (PRI, PAN, PRD, MC) sería una terrible contradicción”.