Antes de la pandemia provocada por el corona virus, el término transformación digital comenzaba a tomar mayor importancia en las empresas tecnológicas. La referencia era clara. Las organizaciones necesitaban crear nuevos negocios enfocados en la experiencia de sus clientes. El uso de las  herramientas técnicas disponibles, supondrían un aumento importante en la productividad y competitividad.

Esa era la dinámica. Empresas particulares y entidades gubernamentales estaban convencidas de que ese era el camino a seguir. Incluso algunas ya tenían metas hacia el 2022 para implementar estos modelos de trabajo. 

Pero, en marzo de este año, las cosas cambiaron radicalmente. El confinamiento obligó a cambiar de modelos y estilos de vida. En el aspecto laboral los cambios fueron muy radicales.

Las empresas se vieron obligadas a enviar a su personal administrativo a trabajar desde sus casas. El gobierno suspendió  actividades no esenciales dejando solamente las imprescindibles. El COVID19 dio un severo empujón para llegar más pronto a la transformación digital. Y en ese escenario la sociedad ha tenido que acostumbrarse a tener que lidiar con las herramientas digitales en casi todas sus actividades.

El último caso más evidente es el regreso a clases de 30 millones de estudiantes. Donde por primera vez en la historia, la capacitación virtual hizo su aparición de forma masiva para educar, utilizando herramientas tecnológicas que antes estaban diseñadas para el mundo empresarial de alto nivel.

Las redes sociales, y todas las aplicaciones disponibles están de moda. Los padres de familia tienen nuevas tareas y nuevos retos. Muchas barreras que algunos pensaron difíciles de romper, se superan día con día. No importa la profesión o la edad.

La transformación digital dio un giro inesperado a la nueva normalidad y ahora no solamente pertenece a las empresas y al gobierno, ahora la tienen que adoptar estudiantes, maestros y padres de familia.  

Seguimos avanzando como sociedad, la tecnología digital resultó ser una opción eficiente para sustentar este avance, todavía con muchos retos de conectividad y seguridad, pero demostró que la necesidad sigue siendo el motor de esta cuarta revolución industrial.

Adaptarse y evolucionar. Esa será la mayor virtud para superar la pandemia provocada por el Covid-19.