Verbo mata problemas… / Por JHAD

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Existe un viejo refrán que es muy utilizado en las relaciones de pareja, sobre todo cuando se trata de un tipo poco agraciado que pretende enamorar a una mujer bonita, y nadie le da crédito por ser feo, pero que gracias a su habilidad verbal logra conquistar a la chica.

Lo hemos escuchado miles de veces en muchos espacios y todo el tiempo. Es ya un clásico: Verbo mata carita.

En estos tiempos, este dicho bien se puede adaptar al gran locutor de una popular estación de radio en el que se ha convertido el presidente Andrés Manuel López Obrador todas las mañanas.

Hábil y astuto, ha logrado llegar a su cuarto año de gobierno con una popularidad excepcional, aunque sus resultados no son de ninguna manera los esperados, pero su verbo ha logrado ocultar todos los males que acechan a la gran mayoría de mexicanos.

El arma más contundente con que cuenta para enfrentar los miles de problemas que se viven en el país es su palabra. Las pocas acciones positivas se han convertido en humo debido a que la cruda realidad las ha superado.

Es aquí donde aparece el genio del habla. Con su popular acento, intenta convencer al público de que nada de lo que ocurre en las calles del país en materia de inseguridad es cierto.

Si hay matanzas, las minimiza diciendo que es un ajuste de cuentas entre miembros del crimen organizado. Si hay muertos por el covid, dice que, por fortuna, los contagios ya no existen.

Para cada problema tiene un largo discurso que quiérase o no, convence a sus miles de seguidores, quienes mansos y dóciles aceptan sus dichos sin objeción alguna.

Recién terminaron los anuncios previos a su cuarto informe de gobierno y, sin lugar a dudas, es un repertorio de mentiras y más mentiras.

No es necesario hacer un gran análisis para entender que nada de lo que se dice es real. Hablar para justificar lo que no es verdad se ha convertido en un hábito del habitante de Palacio Nacional.

En una reciente gira se atrevió a decir que está muy tranquilo porque siente que ya ha domado la inseguridad del país, “con realismo y sin triunfalismo”, pero la terca realidad dice que no es así.

Pero sabedor de su dulce don del habla, logra atrapar la conciencia de sus miles de seguidores, quienes embelesados de su hábil oratoria le justifican todo lo que dice y las pocas acciones efectivas que realiza.   

Así, mientas nuestro país se enciende por todo su territorio, el mago de la voz lo niega automáticamente y convierte su dulce discurso en un arma efectiva para el engaño.

Existen miles de problemas que lejos de resolverse, se incrementan. La habilidad discursiva del presidente los trata de ocultar siempre, todas las veces, todos los días.

Y lo peor es que no se responsabiliza de ninguno. La borra de la cruda realidad con su lengua encantadora.

Para él -como aquellos enamorados feos-, quienes con su verbo conquistan a las mujeres bonitas, el presidente conquista a sus súbditos y leales simpatizantes, con esa enorme facilidad que tiene de hablar, que lo único que hace es ocultar los múltiples problemas que hunden cada vez a este hermoso país.

Sí, y lo digo con todo respeto, el presidente mata con su ágil verso todos los problemas de una cruel realidad que él y sus miles de enamorados no quieren ver.

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