Una coincidencia en las izquierdas del mundo, es la búsqueda permanente por cambios que favorezcan a las mayorías. El idealismo y la convicción ideológica son motores flexibles que permiten enfrentar con optimismo cualquier empresa,  sin acusar siquiera, las fatigas en sus sacrificios cotidianos. Trabajar desde la izquierda, demanda también, grandes dosis de ilusión y de esperanza, a diferencia del despótico y aburrido orden establecido que en México imperó por tantos años. La mudanza hacia la justicia, se dificulta ante las embestidas de las minorías privilegiadas que pagan con sus peculios mal habidos la difusión y propaganda para que la gente se conforme con  la  desigualdad que “nos tocó vivir”, casi, por mandato divino.

Hace unos días, reflexionaba en un tweet: “Aunque parezca inaudito, en la izquierda mexicana (en mi caso PMT y Morena) los militantes pagamos los gastos generados por nuestro idealismo ¡Esto es incomprensible para un prianismo vividor!”

Algunos compañeros, que contaban con recursos adicionales al costo de su propia subsistencia, aportaban sistemáticamente al partido, desde cuotas, hasta montos mayores para sufragar gastos necesarios para la vida operativa: traslados, refrigerios, rentas de equipo y oficinas, etc.  

Entiendo la sorpresa que causa a medios de comunicación y sus “referentes”, la circunstancia de que el pueblo haya sido capaz de organizarse para enfrentar las luchas y pagar diversos precios.

Carlos Loret de Mola, una herencia grotesca de antiguos regímenes totalitarios, ganó más fama por sus montajes que por las notas que leyera ante las cámaras. Dimos cuenta también, que cuando quiso ser reportero adulteraba escenarios. En los videos de Pío, nuestro personaje, empleó los mismos argumentos de persuasión que dispone: la mentira y el sensacionalismo.

Es opinión de David E. León Romero: “respecto al video, debe tener aproximadamente 5 años de antigüedad. De noviembre de 2013 a noviembre de 2018, yo fui consultor, NO servidor público. Mi manera de apoyar al movimiento, fue recolectar recursos entre conocidos para la realización de asambleas y otras actividades”.

Loret, emocionado con sus “pesquisas” afirmaba: “El hermano del actual presidente de México recibió recursos durante al menos un año y medio (dos millones de pesos) del “operador político” (sic) del gobierno de Chiapas, para construir la campaña con la que Andrés Manuel López Obrador ganó la presidencia”.

Encontramos en las afirmaciones de Loret, conclusiones, por lo menos absurdas. NO existe puesto alguno en el gobierno de Chiapas como “operador político” y es increíble le otorgue el mérito a Pío de haber construido la campaña ganadora del presidente. De cualquier manera, ha quedado de manifiesto que el dinero fue aplicado a los gastos del movimiento y en su caso habría sido una omisión por ingresos no reportados por Morena al INE para su fiscalización. El partido deberá ser multado.

La fragilidad del caso exhibido por el “periodista”, pretendía ser una cortina de humo a los latrocinios que se suman en miles de millones de pesos, perpetrados por las hordas prianistas, que como hemos visto, canalizaron algunos montos a sus campañas y el resto fue desviado para la edificación impune de muchos patrimonios personales.

La revisión de cuentas y fortunas por parte de la Unidad de Inteligencia Financiera de Hacienda, y la Fiscalía General de la República, nos dirá si esos montos resultan proporcionales a los ingresos legales que tuvieran aquellos diputados, senadores y funcionarios del poder ejecutivo federal, qué a la luz de las evidencias, son un conjunto de “atascados” como ellos mismos se definieran triunfalmente.

¡No somos iguales, diría con razón, el presidente!