El descalabro económico que provocó la pandemia del COVID19 a la industria automotriz ofreció también la oportunidad a este sector de demostrar su esencialidad.
Ahora que se reabrió el sector surgió la razón de su esencialidad, título que en la práctica le otorgó el propio consumidor, pues según el desarrollo de la industria en la nueva normalidad, regresa la fuerza de ventas de vehículos compactos y subcompactos, ya que comprar hoy un vehículo, es comprar salud.
La esencialidad de la industria en México ya no sólo radica en el millón de empleos directos que genera , ni en la posición que a nivel mundial ostenta como sexto productor y cuarto exportador de vehículos, lo que la hace, y lo vuelvo a decir, el eje de la manufactura nacional; sino que ahora esta industria pesada, demostró ser importante para salvaguardar la salud de las personas.
No es casualidad que unidades como Río de Kia, Beat y Aveo de General Motors; March de Nissan e incluso Kwid de Renault; se estén reposicionando en el mercado.
A decir de los mismos directivos de las armadoras, los compradores de hoy en día buscan tener un vehículo para salvaguardar su salud, pues moverse en transporte público eleva las posibilidades de contraer COVID19.
Antes de la pandemia, la industria en México ya vivía su propia crisis debido a la desconfianza del consumidor en el desarrollo de la economía interna, que tenía las ventas de vehículos con pérdidas acumuladas consecutivas por más de 30 meses.
A finales del mes de marzo, las armadoras y agencias automotrices en el país fueron obligadas a parar sus actividades, como en todo el mundo. Eso la llevó aún más a la deriva económica.
Pero las marcas no se detuvieron, continuaron sus ventas utilizando estrategias vía electrónica y con apoyo de las nuevas tecnologías, continuaron llegando a los consumidores, además de salir al mercado con ofertas verdaderamente disruptivas como regresar al consumidor el enganche del vehículo si éste pierde el empleo que aplicó General Motors de México, por mencionar una de las que más me han impresionado.
La industria, incluso rompiendo sus propias expectativas, empezó a subir sus niveles de ventas una vez que reabrieron las agencias automotrices, pues sólo por mencionar la última cifra, en julio pasado se vendieron 10 mil vehículos mas que el mes anterior, y en junio se comercializaron 20 mil 809 unidades más que en mayo.
Si bien a ello ayudó la reapertura de agencias y la venta de flotillas, impulsada por las ofertas “de locura” de algunas armadoras, lo cierto es que ante la ola de contagios que no se detiene y la necesidad de movilidad del consumidor, éste ha optado por la compra de vehículos, en donde el segmento de “entrada”, es decir, compactos y subcompactos están ganando terreno.
En julio pasado, los vehículos subcompactos comercializaron 21 mil 439 unidades, entre los que destacaron Beat y Aveo de General Motors; March de Nissan, Río de Kia y Vento de Volkswagen.
De los vehículos compactos se vendieron 17 mil 042 con destacada participación de Versa y Sentra de Nissan, Onix de General Motors y Forte de Kia, así como el Nuevo Jetta de Volkswagen.
Aunque las armadoras mantienen su confianza en el impulso que han tomado las SUV’s en el mundo, habrá que seguir de cerca el reposicionamiento de los vehículos de entrada que hoy representan una opción de movilidad segura para el consumidor.