Hace sólo unos días, Celia Maya, la virtual candidata de Morena al gobierno del estado en Querétaro, sufría los embates de un grupúsculo dirigido desde la propia presidencia del consejo estatal. El propósito, era crear una  división artificial que debilitara al partido ante los ojos de la ciudadanía y claro, por mandato evidente, que Morena viera reducidas sus posibilidades electorales ante un PANgobierno que se debate entre la oscuridad y la podredumbre. A pesar de esos frágiles manotazos, Celia ha ido avanzando con paso firme reduciendo dramáticamente su desventaja con respecto a Mauricio Kuri, candidato externo del PAN a la gubernatura que hubiera sido designado por el gobernador en turno.

En unos días más, la Comisión Nacional de Elecciones en Morena, habrá de notificar los resultados obtenidos por la Comisión Nacional de Encuestas (ambos órganos oficiales del partido) producto de la aplicación de sondeos formales realizados en todo el estado, para determinar quienes habrán de abanderar a Morena como candidatos a las 18 presidencias municipales. Como ustedes podrán inferir, serán los ganadores de las encuestas, quienes tendrán el privilegio y obligación de representar dignamente y con posibilidades reales de triunfo al partido. Esto es una condición estatutaria por razones simples: Sería una negación, como órgano político, querer competir con perdedores previos. Deben ir los mejores, esto es una premisa innegociable.

Para la elección del candidato a la presidencia municipal del municipio de Querétaro se registraron -entiendo- alrededor de 20 aspirantes. La mayoría externos, lo cual no significa una limitante pues el estatuto de Morena en su articulo 44º, inciso b, establece con TODA claridad; “Del total de candidaturas regidas por el principio de representación uninominal, se destinará hasta el 50% de las mismas a candidaturas externas. 2018 fue el parteaguas entre el falso purismo y la hipocresía, Morena cumplió con su declaración de principios, ignorando falsos purismos e hipocresías tribales, recibiendo con los brazos abiertos a exmiembros connotados del PAN, PRI, PRD, MC, Verde, PT y otros, que le dieron la fuerza y riqueza plural suficiente para arrasar en las elecciones. 2021, no será la excepción.

Hace unos días, Mitofsky presentó una encuesta entre los aspirantes a la presidencia municipal de Querétaro, confirmando lo que TODOS sabían: En población abierta, Arturo Maximiliano García, presenta una preferencia del 22.5%, Paloma Arce 17.6%, Juan José Jiménez 9.5% y Rosa María Córdoba 4.4%. Entre la militancia de Morena, Arturo Maximiliano alcanza una preferencia del 38%, Paloma Arce del 33.6%, Juan José Jiménez del 10.9% y Rosa María Córdoba del 7.3%. 

La elocuencia de las cifras nos sugiere de manera contundente quien podría ser el candidato ideal una vez que fuera corroborada o modificada la tendencia por la Comisión Nacional de Encuestas. No hay espacio para la sorpresa ni el desengaño, somos adultos.

Hace treinta días, una inexistente y apócrifa figura denominada “Coordinación Municipal de Morena del Municipio de Querétaro” (que no existe en el estatuto, de ahí su ilegalidad) se abrogaba  el “derecho” de sugerir a la presidencia del Consejo estatal que negara el registro del favorito: Arturo Maximiliano García Pérez por haber sido un connotado miembro de Acción Nacional. Esta manipulación  del panismo queretano se veía venir pues saben el único que les podría ganar es justamente, Arturo Maximiliano. ¿Así o más claro?

El grupúsculo porril pasa por alto que Maximiliano es un personaje que ha hecho pública, desde hace años, su adhesión al proyecto alternativo de nación y encuentra intactos sus derechos político-electorales. También olvidan que su candidata (Rosa María Córdoba) como todos, se comprometió a observar el decoro irrestricto para otros aspirantes y un absoluto respeto por los resultados emanados de los órganos oficiales del partido.

¡En democracia no se pueden asignar reglas especiales para nadie! 

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