Redacción

El contacto físico puede marcar una diferencia sustancial en el desarrollo de la salud mental y física, al aumentar el bienestar y disminuir el dolor, la depresión y la ansiedad.

Así lo reveló un reciente estudio liderado por especialistas de Alemania y Países Bajos, que se destaca como el más amplio en su género hasta la fecha, y que analizó datos de 137 investigaciones previas que abarcaron a casi 13,000 participantes entre adultos, niños e infantes.

“Se ha afirmado en numerosas ocasiones que el contacto es bueno, que es saludable, que es algo que todos necesitamos”, dijo al New York Times, Rebecca Boehme, neurocientífica de la Universidad de Linkoping en Suecia que revisó el estudio para la revista. “Pero, en realidad, nadie lo había analizado desde esta perspectiva tan amplia”.

Frédéric Michon, investigador en el Instituto de Neurociencia de los Países Bajos y uno de los autores del estudio, señaló que “los bebés prematuros mejoran masivamente” con el contacto directo con la piel. Esta interacción no solo favorece el desarrollo físico y emocional de los infantes sino que también fortalece el vínculo afectivo entre el bebé y sus padres.

El estudio también encontró que los recién nacidos muestran una preferencia notable por el contacto de sus padres sobre el de los extraños. Ville Harjunen, investigador en la Universidad de Helsinki, señaló que la razón estaría relacionada con el olor o la forma única en que los padres sostienen a sus bebés.

Jeeva Sankar, investigador de pediatría en el Instituto de Ciencias Médicas de toda la India, aseguró por su parte, que en el caso de los bebés prematuros o de bajo peso al nacer, se debe iniciar una terapia de contacto piel con piel lo antes posible y extenderse por ocho horas o más al día.

La revisión también resaltó que las personas enfermas obtienen mayores beneficios en su salud mental a través del contacto físico en comparación con las personas sanas, independientemente de si el contacto es proporcionado por un ser querido o un profesional de la salud.

Entre los estudios revisados, se encontraron casos de cómo masajes diarios de 20 minutos durante seis semanas a personas mayores con demencia, disminuyeron su agresividad y redujeron los niveles de marcadores de estrés en la sangre. Otro estudio demostró que los masajes mejoraron el estado de ánimo de pacientes con cáncer de mama.

Incluso se observó que adultos jóvenes sanos que acariciaban una foca bebé robótica se sentían más felices y experimentaban menos dolor ante un estímulo de calor leve que aquellos que leyeron un artículo sobre astronomía, en medio del mismo experimento.

Diferencia culturales y entre géneros
Los beneficios del contacto físico, sin embargo, pueden variar según el género, la frecuencia del contacto y la región cultural. El estudio encontró que las mujeres parecen obtener mayores beneficios del contacto que los hombres, un efecto que podría atribuirse a diferencias culturales.

Por otro lado, el tipo de contacto también juega un papel importante en sus efectos beneficiosos. Tocar la cabeza parece tener un efecto más positivo que tocar el torso, lo que podría estar relacionado con el mayor número de terminaciones nerviosas en el rostro y el cuero cabelludo.

Los efectos del contacto físico también pueden variar significativamente de una región a otra, los análisis adelantados en Sudamérica arrojaron mayores beneficios para la salud que aquellos realizados en Norteamérica o Europa, lo que podría estar, una vez más, asociado con factores culturales.

Es crucial notar que los beneficios del contacto físico dependen en gran medida de la percepción de este como una experiencia positiva. “Si alguien no percibe un contacto como agradable, es probable que le cause estrés”, advirtió el Dr. Michon.