Los odios y rencores albergados en los vencidos no pudieron esperar más, y el mismo 1º. de diciembre de 2018, día en que tomaba protesta el presidente más votado de la historia, una tímida oposición daba “el banderazo de salida” a “campañitas” inocuas y falaces cuyos desenlaces se perdían entre la burla y el olvido.

Sabemos, desde entonces, existe un “ejercito” de “pensadores a sueldo” que día a día alimentan a conductores de noticieros indignos, a textoservidores rapaces, y a un grupo expectante de ciudadanos que les han hecho creer pertenecen a un grupo socioeconómico único y solo pueden consumir mensajes digeridos previamente por medios tradicionales del pasado. Aquí recordamos una vez más aquella frase tan irresponsable como indolente; “Si lo dijo Jacobo debe ser cierto…”

Una pequeña porción de “empresarios” que vieron disminuidos sus ingresos fáciles que en muchos casos derivaban de una interrelación con gobiernos corruptos, entendieron que su futuro peligraba con la aparición de un gobierno que priorizaba a los más vulnerables y establecía un rotundo ¡basta!   a la brutal corrupción que ellos mismos habían creado. Así, decidieron financiar a todos aquellos que representaran una posibilidad para desestabilizar al gobierno federal.

El día 4 de mayo, “El Financiero” publicaba que la aprobación a la gestión del presidente López Obrador por parte de la ciudadanía era de un 68%. Esto, que para algunos “despistados” carece de valor, les tengo que recordar el primer mandatario de la república arrasó con un 53% de la gente que votó el 1º. de Julio de 2018, y que significó la decisión de 30 millones de personas.

Esta enorme votación histórica, no sólo denota la imposición de “records”, va más allá, representa la elección del presidente con mayor legitimidad en la historia democrática en nuestro país. Como conclusión derivada de los porcentajes podemos decir que el 68% de respaldo, por encuesta aplicada a personas mayores de 18 años, ascendería a más de 70 millones de ciudadanos mayores de edad que aprueban y respaldan las acciones de la presidencia.

Resulta temerario y absurdo, que una pequeña minoría porcentual, ubicada en un bajísimo porcentaje, pretenda ignorar el sentido de la democracia.

Sin embargo, la historia de México también nos recuerda que el poder político SIEMPRE estuvo subordinado al poder económico que ahora perversamente reclama “su lugar” al precio que sea. Cuando nos referimos a “ese” poder económico, estamos hablando de una docena de sujetos acostumbrados a la creación de fortunas fáciles paridas al amparo de una corrupción rampante con gobiernos que además les condonaban los impuestos. Luego entonces, son empresas sin ninguna justificación social.

Este grupúsculo pretende ignorar que México vive bajo un sistema político democrático que defiende la soberanía del pueblo y el derecho del mismo a elegir y controlar a sus gobernantes, En una democracia, el gobierno proclama de manera oficial la SUBORDINACIÓN de las minorías frente a las mayorías y al mismo tiempo, reconoce la libertad y la igualdad de los derechos de las personas.

Esto hay que repetirlo hasta la saciedad para que lo entiendan individuos como Claudio X. González, Gustavo de Hoyos y las personas que han permitido las envuelvan en odios y rencores ajenos.

 

 

 

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