De persistir el gobierno federal en aplicar el decreto que prohíbe la importación de maíz amarillo transgénico y el uso del glifosato, será inevitable que escale el precio de los alimentos, advierten industriales agricultores y formuladores de agroquímicos.

Luis Eduardo González Cepeda, presidente de la Unión Mexicana de Fabricantes y Formuladores de Agroquímicos (UMFFAAC), precisó que el sólo prohibir la importación de maíz amarillo transgénico aumentaría el precio del maíz en 48 por ciento y tendría un impacto en más de mil 500 productos en al menos 60 industrias agroalimentarias.

“El maíz amarillo se utiliza principalmente en el sector pecuario como alimento para ganado bovino, porcino y aves, de modo que cualquier aumento en su precio encarecería el precio de productos como la leche, carne de res, puerco, huevo y pollo, alimentos básicos que ya no serían accesibles a millones de mexicanos”, indicó.

En este sentido recordó que tan sólo el año pasado se registró una inflación de 12.85% en el precio de los alimentos, la más alta desde 1998.

Glifosato, sin sustituto

En tanto, el presidente de la Asociación de Organismos de Agricultores del Sur de Sonora (AOASS), Álvaro Bours Cabrera, refirió que, al prohibir el uso de agroquímicos, como el glifosato, limita la labranza mínima de conservación en la agricultura, aumenta costos de producción y reduce el rendimiento de cultivos como el trigo, y aún no hay todavía alternativas que lo sustituyan.

El Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), agregó, lleva dos años “buscando algo que no va a encontrar”, al referirse a las opciones de agroquímicos para sustituir el glifosato “porque no tiene los recursos ni la capacidad para hacerlo por las enormes inversiones que se requieren para que la investigación científica encuentre la sustitución y sea accesible en el mercado”.

Bours Cabrera pidió al gobierno que “las decisiones en materia agropecuaria estén respaldadas por evidencia científica para evitar que se afecte la producción nacional y los precios de los alimentos, pues en el contexto internacional de la agricultura hoy en día, los mercados son muy sensibles y volátiles y aumentan riesgos que puedan llevar a la bancarrota a los agricultores nacionales”.

Por su parte, el presidente de la Confederación de Asociaciones Agrícolas del Estado de Sinaloa (CAADES), Marte Vega Román, calificó de “absurda la prohibición de importar maíz transgénico, luego de que el año pasado, el gobierno autorizó la compra de maíz blanco transgénico de Sudáfrica, el que se utiliza para consumo humano y del que el país es autosuficiente”.

Política que promueva productividad

Esa decisión afecta a los productores que pueden comercializar sus excedentes y que ahora ni eso pueden hacer con la imposición del arancel del 50 por ciento a las exportaciones de maíz blanco.”

Añadió que, “el gobierno no está reconociendo la realidad del campo mexicano, pues el país no está en condiciones para producir el maíz para uso pecuario que actualmente se importa.

“Se necesitarían sembrar al menos 4 millones de hectáreas adicionales, y una política eficaz que promueva la productividad, para empezar a romper la dependencia de las importaciones de maíz de Estados Unidos”, dijo.

Los directivos de la AOASS, CAADES y UMFFAAC coincidieron en que el medio más eficaz para controlar la inflación del precio de los alimentos y la economía de los más de 5 millones de pequeños y medianos productores agrícolas es con una política integral que fomente la modernización del campo mexicano, basada en decisiones y estudios científicos.

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